El alquiler vacacional es una fuente de ingresos para muchos propietarios, pero también conlleva obligaciones fiscales. Para optimizar la tributación, es clave conocer qué gastos del alquiler se pueden desgravar en la declaración de la renta.
La Agencia Tributaria (AEAT) establece que los ingresos por alquiler vacacional deben declararse en el IRPF. Los gastos deducibles pueden ayudar a reducir la carga fiscal. Sin embargo, es fundamental conocer bien las condiciones y limitaciones para evitar problemas con Hacienda.
¿Cuándo se considera un alquiler turístico?
No todos los alquileres de corta duración se consideran turísticos a efectos fiscales. Para que una vivienda sea considerada alquiler turístico, debe ofrecerse de forma habitual y estar destinada a estancias temporales, generalmente a través de plataformas como Airbnb o Booking.
Además, muchas comunidades autónomas exigen una licencia específica y el cumplimiento de normativas sobre seguridad, higiene y consumo. También es común que las administraciones locales regulen aspectos como la duración máxima de la estancia, que suele ser de un mes, o el número de ocupantes permitidos.
En el caso de no respetar su fiscalidad, ¿qué sucede? No adherirse a la normativa trae aparejadas algunas consecuencias poco beneficiosas.
Consecuencias de no cumplir con la normativa
El incumplimiento de las normativas puede conllevar sanciones económicas importantes. En España, la AET persigue a los propietarios que no declaran los ingresos obtenidos por alquiler turístico, pudiendo imponer multas que van desde el 50% hasta el 150% de la cantidad que no fue declarada.
Asimismo, algunas comunidades autónomas y ayuntamientos aplican sanciones adicionales por no contar con licencia turística o no cumplir con los requisitos legales, con multas que pueden superar los 30.000 euros en algunos casos. Para evitar problemas, es fundamental conocer la normativa aplicable en cada localidad y declarar correctamente los ingresos del alquiler.