Nuevos titubeos de la Unión Europea respecto al rescate de Grecia y nuevas caídas en las bolsas -con posterior recuperación al final del día-, acompañadas por una subida de de los bonos de Grecia y Portugal y, por supuesto del riesgo país. La incertidumbre nunca sentó bien a los mercados, pero es que lo que está en juego ahora mismo, sin ánimo de ser catastrofista, es la solvencia de la UE y del euro. Sin embargo, todavía siguen sin concretarse oficialmente las medidas de ayuda -pese a que hace apenas dos semanas parecía todo ‘cerrado’- y el tiempo se agota.
El 19 de mayo le vencen a Grecia bonos por valor de 8.500 millones de euros y, como ya se sabe, no tiene dinero para pagar. La duda ahora estriba en saber si, tal y como están las cosas, habrá acuerdo antes de la fecha clave porque como bien explica Gurus Hucky, a Grecia se le rescata sí o sí. Por ser la primera, porque se puede asumir al no ser una economía tan grande, porque podría en entredicho la viabilidad de la UE… Por el motivo que sea, pero tarde o temprano veremos un acuerdo entre Grecia, la UE y el FMI para salvar al país del default y reestructurar la deuda griega.
El problema es que persisten las mismas diferencias que cuando estalló la crisis griega. Es decir, que Alemania se niega -ahora en realidad sólo se muestra muy contraria- a poner dinero sobre la mesa hasta que el Estados heleno no asuma un recorte de gastos sin precedentes. Por su parte, desde Grecia trazan nuevos planes de austeridad que siguen sin convencer a una Europa que trata de ofrecer una imagen de unión que resulta ficticia. No ayuda tampoco la coyuntura, ni las nuevas dudas sobre el final de la crisis ni la rebeldía de los griegos ante la situación -las manifestaciones, huelgas y protestas se suceden estos días– ni, por supuesto, la cercanía de elecciones en Alemania -que en realidad están sirviendo para reforzar la postura más férrea y menos colaborativa de Angela Merkel.
Las negociaciones ya se están alargando más de la cuenta y toca decidirse para evitar males mayores. No se trata de llegar a una resolución expres, pero sí de evitar soluciones improvisadas por falta de tiempo -recordemos el 19 de mayo-. Cuanto más tarde en llegar el acuerdo mayor será la incertidumbre y el daño. Por el momento, Portugal empieza a mostrar los primeros síntomas de contagio. El riesgo de su deuda se ha disparado y no es la única. España tampoco está mejor.
Según los últimos datos, la deuda española en 2009 creció un 33,9% hasta los 461.996 millones de euros. ¿La próxima Grecia? Todavía está por ver si antes no caerá Portugal. La diferencia es que aún siendo todos PIGS, Grecia y Portugal tienen más papeletas de ser salvadas por su tamaño, pero en el caso de España no parece tan claro. Demasiado grande como para que el resto de economías del Viejo Continente asuman un hipotético default.