Japón preocupado por el yen y la deflación

Primero fue Estados Unidos con el estallido de la crisis y el mundo mirando su reacción para detener la caída, luego fue Europa, con sus paquetes para achicar el déficit basado en recortar gastos y ahora es Asia, con su preocupación en el valor de sus divisas. Mientras Estados Unidos y China mantienen una guerra aparte, Japón libra su propia batalla interna.


Hace poco más de un mes intervino el mercado para contener el aumento de su moneda por primera vez en diez años, y hoy se anuncia un paquete de estímulo de 5.09 billones de yenes (unos 45,2 mil millones de euros) destinado al mismo fin y enfrentar la deflación, después de que ayer se registrara el nivel más bajo del dólar frente al yen. Para cumplir con la medida, resta aún la aprobación del Parlamento que autorice el gasto de una parte de ese importe.

El miedo a la deflación constante está llevando a Japón a hacer todo lo contrario que hacen sus pares europeos, aprobar un incentivo que aliente la demanda interna, mejore el ambiente de negocios y se cree empleo a través de proyectos de obras públicas. La deflación crea un círculo vicioso, en el cual la caída de los precios acarrea la especulación por parte de los consumidores que prefieren esperar para comprar, puesto que al día siguiente los precios estarían aún más bajos. Y la falta de ventas ocasiona la bajada de precios, esperando vender a ese valor la producción acumulada.

La preocupación ya llegó a las gigantes japoneses, toda vez que la fortaleza del yen tiene un impacto negativo para la industria exportadora japonesa porque disminuye la competitividad de sus productos y los ingresos por divisas cuando son repatriados. El problema cobra dimensión si se considera que las exportaciones constituyen dos terceras partes de la actividad económica.

Y ya han adoptado medidas frente a ello, tanto automotrices japonesas como fabricantes de electrónicos están trasladando la mayor parte de sus operaciones manufactureras al exterior, intentando proteger a los exportaciones.

Toyota Motor Corp., informó que pretende tener el 57% de su producción fuera de Japón. Hace cinco años el porcentaje era de 48%. Además comenzará a producir su modelo Prius en una planta cerca de Bangkok, en Tailandia, traslando su producción por primera vez masivamente fuera de Japón.

Otra que repetirá el camino de Toyota, es Nissan Motor Co. Que fabricará el 71% de sus autos en el exterior. El año pasado el porcentaje ascendió a 66%.

Sony Corp. realizó un 20% de su producción en el exterior durante el año fiscal cerrado el 31 de marzo y busca incrementar la cifra a 50% durante el actual ejercicio.

Además, según una encuesta el 40% de los fabricantes estaba dispuesto a trasladar producción y operaciones de investigación y desarrollo al exterior si el yen seguía en un nivel cercano a las 85 unidades por dólar.

Situaciones distintas se viven en los diferentes continentes pero son todos igual de preocupantes, y en este contexto los economistas miran desorientados, parece que nadie se arriesga a decir que sucederá en 2011 con la economía mundial.

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