Ángel Corcóstegui, ex consejero delegado de Banco Santander Central Hispano, debería pasar a la historia como uno de los mejores ejecutivos del panorama financiero español.
Sin embargo, para el común de los mortales, este directivo es recordado por haberse embolsado el mayor finiquito de la historia de nuestro país: 108 millones de euros. Fue el precio que pagó Emilio Botín en 2002 por terminar con la bicefalia entonces imperante en Banco Santander Central Hispano.
Un año antes ya había satisfecho 56 millones a José María Amusátegui, co-presidente del gigante financiero que se creó con dicha fusión, para quedarse sólo al frente del gigante rojo.
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