La agencia de calificación Moody’s ha lroto una lanza a favor de la subida de impuestos. A pesar de que la firma internacional está convencida de que los ajustes fiscales que está asumiendo Europa tendrán un impacto negativo en el crecimiento económico de la región en los próximos meses, también cree que este saneamiento presupuestario desembocará en un crecimiento positivo.
Al menos, eso es lo que se desprende de European Sovereign Outlook, un informe reciente de la firma, donde asegura que a partir del año que viene, para primavera, la dureza de los ajustes fiscales empezarán a dar sus frutos.
Según la agencia, en los siguientes seis-nueve meses (corto plazo) es muy probable que el endurecimiento fiscal obstaculice el crecimiento económico, debido a unos impuestos más altos, a los despidos y los recortes salariales de los funcionarios públicos. Todo ello «reducirá los ingresos, el consumo y la inversión».
Sin embargo, en el medio plazo –a partir de 2011-, existen evidencias de que este saneamiento presupuestario pueda desembocar en un crecimiento positivo si, entre otras cosas, «tiene éxito en el fomento de la confianza», lo que se traducirá en una rebaja de los tipos que pagan los estados por vender su deuda y aumentará las ganancias del sector privado.
Y no es para menos. La historia de Europa no conoce un ajuste fiscal de esta magnitud y, además, que se ponga en marcha de forma simultánea. A las importantes medidas adicionales que han anunciado España, Portugal e Italia para este ejercicio y el próximo, se suma el plan a medio plazo que ha presentado el nuevo gobierno británico y el que también ha anunciado Francia hasta 2012. Incluso Alemania, la locomotora del continente, ha convertido la consolidación fiscal en una de las claves de su agenda.
Supervisión más exhaustiva
Los duros ajustes fiscales no sólo tendrán un impacto directo y negativo en el crecimiento económico, sino que también tendrán un reflejo en la calificación de deuda soberana de los países europeos. Según argumenta la agencia, “la interacción entre la consolidación fiscal y el crecimiento será una de las claves de nuestras decisiones sobre deuda soberana, porque ninguna de estas dos variables pueden acabar con los problemas de deuda de forma individual”.
De hecho, la homóloga de Fitch y Standard&Poor’s (S&P) confirma en el texto que aumentará su supervisión y evaluará si los planes de ajuste que han tomado los gobiernos europeos tienen el potencial suficiente como para apoyar el crecimiento, así como de demostrar que sus resultados serán duraderos y acertados.
España se prepara para su examen de septiembre
Moody’s es, de momento, la única de las tres agencias internacionales que mantiene la máxima calificación para la deuda soberana española, después de que S&P nos retirara la triple A a finales de abril y de que Fitch siguiera sus pasos a finales de mayo. Sin embargo, puede que no la conservemos durante mucho tiempo.
El pasado 30 de junio, la agencia alertó a España de una posible rebaja ante el deterioro de las perspectivas de crecimiento económico y los desafíos a los que tenía y tiene que hacer frente el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Además, aseguró que su veredicto se conocería, como mucho, a finales de septiembre.
Y todo apunta a que la rebaja dejará de ser una amenaza para convertirse en una realidad. En el informe, la firma internacional asegura que nuestras “previsiones de crecimiento son más débiles que para otros países Aaa”.
De hecho, Moody’s pronostica que la economía nacional crecerá a un ritmo muy moderado durante varios años y puntualiza que “confiamos en que el gobierno español logre reducir su déficit presupuestario en los siguientes ejercicios, aunque también creemos que sus objetivos de presupuesto son muy ambiciosos. Por consiguiente, esperamos que la proporción de deuda pública siga creciendo para alcanzar alrededor del 80% de PIB hacia 2014”.