El IPC de Abril confirma las previsiones de los analistas con una subida de una décima hasta el 1,5% en tasa interanual. Si embargo, entre la información del Instituto Nacional de Estadística (INE) hay un dato que llama poderosamente la atención y no tanto porque no fuera esperado, sino por su relevancia. Por primera vez desde 1986 la inflación subyacente se encuentra en tasas negativas tras ceder tres décimas desde marzo.
La inflación subyacente es el reflejo del índice general de IPC sin alimentos no elaborados ni productos energéticos. Es decir, mide los precios eliminando los os grupos más volátiles y que en cierta medida distorsionan el comportamiento global del IPC – la incidencia del petróleo en 2008 fue brutal-. Por eso mismo, este dato suele utilizarse como indicador adelantado del rumbo inflacionario a medio plazo. ¿Quiere esto decir que se acerca un periodo de deflación? Nada más lejos de la realidad.
Hace apenas un mes planteábamos el debate sobre inflación o deflación como los dos escenarios posibles. Como explicaba Jesús Pérez en Especulacion.org «es importante entender que la inflación es un fenómeno monetario y que si nuestro sistema ha tenido una importante creación de moneda, o la drenamos del sistema cuando vuelva la demanda a recuperarse, o nos enfrentaremos a un fenómeno de inflación (si la productividad no crece)». Y es que dejando de lado la oferta y demanda de productos -evidentemente, si el consumo se reactiva lo más lógico es que los precios bajen y el IPC con ellos-, es difícil plantear un entorno de deflación, entre otras cosas porque la inflación será una de las fórmulas para hacer frente a los problemas de competitividad y deuda.
Por eso, difícilmente veremos al IPC 2010 de nuevo en tasas negativas, lo mismo que en el año 2011.
Lo que sí nos dice la inflación subyacente es que todavía no se ha reactivado el consumo y que son los productos más volátiles, especialmente el petróleo, los que están tirando del IPC al alza.