El otro día comentaba el tema con un bancario de mi zona. Conoce de cerca el problema inmobiliario y la gestión de riesgos. Aparte de incidir en que el problema del ladrillo viene más de las promociones a medio terminar y terrenos adjudicados que de los particulares, me comentaba que la banca está tratando de digerir lo más despacio posible la comilona de viviendas.
Sin embargo las casas empiezan a enfermar de forma peligrosa el estómago bancario. La estrategia de sacar despacio las casas al mercado para evitar caídas generalizadas de precios tiene su sentido, pero ya hace tiempo que opino que cuanto antes afloren el problema mejor; no creo que esperar les sirva ya de nada. La situación económica no va a mejorar en mucho tiempo y esperar a que suban los precios inmobiliarios creo que es suicida. Para la economía, que necesita entidades financieras saneadas que presten dinero al sector productivo, y para la supervivencia de las propias entidades (las casas no les generan más que gastos de mantenimiento e impuestos).