El precio del metal ha mostrado una importante subida en esta última semana. El viernes pasado cerró a 1.295,6 dólares la onza, no obstante, en la jornada de hoy se han vuelto a negociar los futuros para entrega en diciembre en 1.301 dólares, reforzando las subidas registradas anteriormente.
La semana pasada, en cuatro de las cinco jornadas, se han marcado nuevos máximos, continuando esa tendencia imparable, que lo posiciona como el activo refugio más demandado.
Los expertos aseguran que hay que prestar atención a seis indicadores, que demuestran que los inversores se mueven hacia activos más seguros, al sentir la incertidumbre que domina las economías y mercados más importantes del mundo, y que por tanto, sostienen los precios irrefrenables del metal dorado.
En primer lugar, en este momento el mercado se encuentra inundado de dinero, emitido y puesto en circulación como parte de las políticas monetarias expansivas llevadas adelante para mitigar los efectos de la crisis. Con una sobreoferta de efectivo, el dinero pierde su valor y se temen brotes inflacionarios, con lo que los inversores buscan refugio en activos que conserven su valor, como el oro.
Un factor de mayor importancia aún, es la volatilidad que se está registrando en el precio de las acciones y el petróleo. Los magros resultados presentados por la mayor parte de las inversiones tradicionales, han impulsado a la diversificación de las carteras, en pos de activos más atractivos y con mayor seguridad que los inmuebles y las materias primas. Esto ha volcado hacia el oro y la plata un gran número de inversores, generando un incremento de la demanda.
Durante este año, China también ha representado un papel fundamental como demandante de oro, en los mercados internacionales. Si bien, el gigante asiático es tradicionalmente uno de los consumidores y productores más grandes del mundo, durante este año, ha incrementado las compras del metal precioso con el objetivo de diversificar su cartera. Estas inversiones, que se efectuaron en detrimento de títulos del Tesoro del gobierno de Estados Unidos, han significado un sostén en el precio del oro.
El importante rally que está viviendo el oro, tiene su origen también, en la falta de inversión del sector minero que tuvo lugar en la década del 90 como consecuencia de los bajos precios que por ese entonces se registraban para el oro. La desinversión de ese entonces, tiene sus consecuencias directas en la oferta de hoy en día, y provoca que ante un incremento de la demanda, la producción no pueda incrementarse al mismo ritmo, generándose una situación de escasez.
Los problemas de liquidez que afectaron a las principales entidades financieras de EE.UU., derivaron en la necesidad de disminuir las tasas de interés hasta niveles cercanos al cero. Esto produjo una creciente debilidad del dólar, moneda de referencia para los precios del oro. Por supuesto, ante una unidad de medida más debilitada, mayor será el crecimiento en términos relativos del valor del activo subyacente, en este caso el oro.
Pero las bajas tasas de interés, no sólo han debilitado al dólar, sino que provoca que muchos inversores busquen alternativas de inversión fuera de los títulos valores con pagos vinculados a la tasa de interés. El oro se ha presentado como una excelente alternativa que conserva el valor, más allá de los vaivenes económicos.
La conjunción de estos factores, ha provocado, la mayor escalada del oro, que ya se viene sosteniendo por casi una década.