Este fin de semana conocemos las noticia de los tifones Yolanda y Haiyan, que han arrasado Filipinas, Vietnam, Chica y Taiwán. No es la primera noticia que escuchamos este año sobre un área devastada por un desastre natural ni, desafortunadamente, será la última.
Lo cierto es que, si bien es cierto que en España generalmente nos libramos de este tipo de desastres (aunque existen sucesos como subidas de ríos que destrozan casas), la verdad es que la peor parte se la llevan América y Asia.
En algunos países a menudo suceden hechos de este tipo. En mayo un tornado arrasaba Oklahoma en Estados Unidos y ahora los tifones hacen lo propio en Asia.
Consecuencias del tornado
Las pérdidas más horribles desde luego son las humanas. El tifón Yolanda ha dejado de momento la escalofriante cifra de 1455 muertos entre en sábado y el domingo pero es que el tifón Haiyan se ha cobrado ya más de 10.000 vidas. Los equipos de rescate continúan buscando aún desaparecidos aunque hay pocas esperanzas de encontrarles con vida.
Consecuencias de los desastres naturales
Sin duda, las pérdidas humanas son doloras y se trata de la cara más amarga de la tragedia, pero lo cierto es que a medio y largo plazo, las pérdidas no son sólo de este tipo. El tifón Yolanda ha dejado numerosas calles, viviendas y negocios destruídos..
El pasado 15 de mayo, el secretario general de la ONU declaraba que las pérdidas económicas por desastres naturales están fuera de control y que aunque estos desastres no puedan evitarse, sí se debe invertir para prevenir la devastación de edificios, hecho que deja a multitud de familias sin vivienda ni medio de vida al destruirse sus negocios.
La ONU declaró que en el 2011, se dieron en todo el mundo 310 desastres naturales que se cobraron la vida de 9.330 personas y afectaron a otros 106 millones.
- Pérdidas económicas
Esta cifra es equivalente a la suma del PIB de Ecuador, Nueva Zelanda y Hungría. Es decir, sería necesario vender estos 3 países con toda su producción económica anual para pagar este gasto.
La ONU no quiere pasar por alto que el impacto económica de estos desastres cada vez es mayor.