«Ser de un partido no significa no poder ser buen presidente». «Mi imparcialidad está garantizada». Así a la defensiva y justificando su futuro buen hacer comenzó la andadura de Elvira Rodríguez como presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Rodríguez, que asume hoy lunes su nuevo cargo, se despedía con esas palabras de su anterior responsabilidad como presidenta de la Comisión de Economía del Congreso de los Diputados. Y es que su nombramiento ha estado rodeado de una polémica que parece acompañarle en los últimos meses. Desde los partidos de la oposición han criticado que el PP la haya designado como presidenta de la CNMV ya que tiene un marcado perfil político. Además, su nombre fue uno de los más destacados en aquella famosa lista de diputados que a pesar de tener casa en Madrid ( Elvira Rodríguez tiene cinco) cobran dietas (ella, 1.823 euros mensuales) por desplazamiento y manutención.
Pero ni su militancia en el PP, ni su retahíla de cargos institucionales en los gobiernos de Aznar, Aguirre y Rajoy, ni la polémica por las dietas han apartado a esta madrileña de 63 años, del puesto que para ella ha elegido uno de sus mentores políticos, el actual ministro de Hacienda, Cristobal Montoro. Elvira Rodríguez será, desde hoy, la segunda mujer presidenta de la CNMV tras la conflictiva Pilar Valiente y se impone a la candidata por la que apostaba el ministro de Economía , Luis de Guindos, Belén Romana.
En su haber cuenta con una excelente carrera política principalmente ligada a la economía. Se licenció en Ciencias Económicas por la Complutense con sobresaliente y fue una de las primeras auditoras del Estado. Comenzó a destacar en política y en 1996, con el primer gobierno de José María Aznar en cuyos gobiernos enlazó un buen número de cargos desde directora general de presupuestos a las órdenes de Rodrigo Rato, pasando por la secretaria de Estado de presupuestos del ministerio de Hacienda presidido también entonces por Cristobal Montoro. En 2003 fue nombrada Ministra de Medio Ambiente y tras la caída de PP en el gobierno del país, la rescató Esperanza Aguirre. En la Comunidad de Madrid ejerció como consejera de Transportes y Presidenta de la Asamblea. Las malas lenguas aseguran que traicionó la confianza de Esperanza Aguirre para pasarse al bando de Mariano Rajoy en el enfrentamiento que ambos tuvieron para decidir la presidencia de Caja Madrid.
Ese cambio de bando, le permitió volver a la política nacional. Mariano Rajoy primero la nombró presidenta de una de las comisiones más importantes del Congreso, la de Economía y más tarde como máxima responsable de la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
Levantar la prohibición a la especulación bajista, su primer reto
En su contra, el sector financiero le critica que jamás ha estado en contacto con los mercados y que desconoce la operativa de estos. Sus defensores, aseguran que esta experta jugadora de mus y dominó ( afición que comparte con su querido Montoro) será capaz de lidiar sin problemas con los retos más inmediatos que le esperan como la decisión de de levantar o mantener la prohibición de apostar a la baja (posiciones cortas) que se tomó el pasado 24 agosto y que, en un principio, caduca el próximo 23 de octubre. O ver qué tratamiento se impone para los afectados por la venta, en muchos casos fraudulenta, de participaciones preferentes.
En el ámbito más técnico, le esperan sobre la mesa temas tan arduos como la trasposición de la directiva comunitaria MIDIF II, la adaptación legislativa del control de los mercados no regulados (OTC en sus siglas inglesas) o la supervisión de las agencias de calificación.
Foto:CCprevostmazp
Ser miembro de un partido, ya sea PSOE o PP, es absolutamente imprescindible para ser colocada A DEDO en tu puesto de presidenta.
Lo extraño sería que hubiesen puesto a una persona competente.
Y más extraño todavía es que para el puesto se hubiese hecho un examen, donde miles de profesionales se PARTIERAN LA CARA para ocuparlo. De ser así, nunca accederían a altos cargos, personas MENORES, como los políticos.