La población española puede presumir de muchas cosas pero si, desde luego, hay algo de lo que no, eso es del empleo. El Gobierno acumula deudas y muchas empresas echan el cierre. Esta situación no les permite mantener los mismos trabajadores que antes de la crisis pero no esto es lo único a tener en cuenta.
Bajada de sueldos
Son pocos los trabajadores que han conseguido mantener su puesto de trabajo o encontrar uno nuevo. Sin embargo, también es cierto que los salarios, por lo general, han bajado. Algunos que no han visto un descenso en sus ingresos sí que lo han visto congelado. Esto en realidad significa una bajada salarial, ya que en teoría, los salarios deben subir anualmente lo suficiente para compensar el subida de la inflación interanual por lo que, si no lo hacen, se traduce en una pérdida del poder adquisitivo. Si un año la inflación aumenta en un 3% y nuestro salario se congela, estaremos perdiendo un 3% de poder adquisitivo.
Aumento en el volumen de trabajo
Muchas empresas se han visto obligadas a reducir su plantilla ya que su presupuesto no permite mantener el mismo número de trabajadores que antes, sin embargo, aunque en muchos el número de clientes se haya visto reducido, la cantidad de trabajo que ha de realizarse en la mayoría de los casos no es mucho menor. Esto se traduce en que los trabajadores que ha conseguido seguir formando parte de la plantilla, han de realizar su trabajo de siempre y además, el de los trabajadores que han sido despedidos.
En muchos casos, la plantilla se reduce a la mitad, por lo que, aunque el trabajo se reduzca, por ejemplo, en un 15%, los trabajadores deberán realizar mucho más trabajo del que les correspondía inicialmente. Esto repercute negativamente en los trabajadores, en los que el nivel de estrés aumenta y que, en muchos casos, se ven obligados a realizar horas extras, por supuesto, no pagadas.
De aquí surge el debate
Tener trabajo hoy en día es una gran suerte pero, sin embargo, las condiciones en algunas ocasiones son pésimas o por lo menos, peores que hace unos años. Cuando existe una necesidad real como puede ser pagar una hipoteca o mantener a una familia, las personas pueden llegar a realizar cualquier tipo de trabajo y bajo cualquier condición, sin embargo, esto no significa que sea correcto.
Hay personas que, pese a mantener su trabajo y poder recibir un sueldo a final de mes, han visto su calidad de vida empeorada pero sin embargo, no pueden dejar el trabajo actual para buscar uno mejor por temor a no encontrar otro.
Por tanto, aquello de “tú no puedes quejarte, que tienes trabajo”, en ocasiones no tiene razón de ser, dado que tienen trabajo, sí, pero con qué condiciones.
Ya era hora de que alguien dijera eso, joder! Hoy en día parece que el tener trabajo sea un privilegio y que por tenerlo tengamos que comulgar con ruedas de molino. La reforma laboral de Rajoy nos ha quitado de un plumazo los derechos conseguidos tras años de lucha. Ahora nos pueden bajar el sueldo, aumentar las horas de trabajo, quitarnos días de vacaciones, despedirnos sin apenas indemnización, pagar una pasta para reclamar lo que es tuyo… y ¿Encima tenemos que dar gracias?
Con la excusa de la crisis nos están machacando, pero no se les ocurre quitar de enmedio los cientos de miles de cargos de confianza y asesores que hay en toda España, no se les ocurre eliminar el senado o las diputaciones provinciales ni eliminar duplicidades en la administración pública. La crisis la estamos pagando los que no la hemos creado y los responsables además de irse de rositas, se jubilan con finiquitos millonarios pagados con dinero público.
La corrupción campa a sus anchas, los políticos callan, mienten y encubren descaradamente, el desempleo no para de subir, las políticas de austeridad llevan cuatro años sin funcionar…pero a pesar de todo hay que dar gracias a que tenemos un trabajo, y por eso tenemos que aguantar lo que nos echen.¡ Y una mierda!!!
Bueno es algo normal, sucede siempre que hay crisis.
No solo hay que apretarse el cinturón, también hay que currar más. Obviamente ante la situación que has descrito se deduce que es imposible que las cosas sean igual que antes de la crisis, ahora mismo una inmensa cantidad de empresas pequeñas y medianas se están planteando echar el cierre y no les queda otra que tener que reducir el personal.
Es injusto sí, pero en tiempos malos apaños peores.
Pues sí. Añadiría al estrés, miedo, no sólo a no encontrar otro trabajo mejor, sino a cometer errores en el día a día, que en un momento dado puedan te lleven a esa temida búsqueda de trabajo. Una situación mental no muy productiva a la larga.
Dependiendo además de como sea la persona, también culpabilidad por ser consciente de la suerte que se tiene hoy en día conservando un sueldo mensual, y encima, atreverse a quejarse, porque al final, la familia se sustenta a base de dinero.