En el nombre del padre, hijo…

Leo una noticia que hace referencia a los privilegios de las Iglesia Católica en cuanto a inmatriculación de bienes inmuebles en el Registro de la Propiedad. La inmatriculación podría definirse como el proceso a través del cual una finca pasa a tener un propietario en el Registro de la Propiedad.

Para entendernos, la Iglesia Católica puede decidir que un bien inmueble es suyo y solicitar que el Registrador lo dé de alta, con el efecto erga omnes que ello conlleva. La propia Iglesia certifica, como si de una corporación de derecho público se tratase, que un bien que no tiene dueño es suyo.

Más de 1.000 propiedades habrían pasado a manos de la Iglesia Católica desde 1998. Y ahora resulta que los Diputados no se habían dado cuenta, y el argumento es:

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