Seis preguntas para entender la Tasa Tobin

La Tasa Tobin está cerca de convertirse en una realidad tras su presentación por parte de la Comisión Europea de su propuesta final para instaurar una tasa sobre las transacciones financieras. Un total de once países comunitarios se han comprometido a implantar este impuesto. España figura entre ellos, si bien Alemania y Francia han sido los impulsores de la iniciativa.

Implantar la Tasa Tobin supone un cambio en las reglas del juego económico y conviene tener claro en qué consiste y en qué medida puede afectar a nuestros bolsillos.

¿Qué es la Tasa Tobin?

La Tasa Tobin es un impuesto sobre las transacciones financieras que inicialmente surgió para aplicarse a las operaciones en el mercado de divisas. Actualmente se entiende como un impuesto que grava cualquier tipo de transacción financiera, desde la compraventa de acciones hasta las de bonos pasando por derivados y toda operación que se nos pueda ocurrir en los mercados financieros.

El ‘padre’ de esta tasa es James Tobin, que la postuló por primera vez en 1971 en la publicación Janeway Lectures de la Universidad de Princeton (ver texto original).

¿Cómo funciona?

La Tasa Tobin se aplica en forma de un porcentaje sobre las operaciones financieras. La propuesta plantea gravar con un tipo del 0,1% la compraventa de acciones y bonos y con un 0,01% las operaciones con derivados. Este porcentaje se aplica primero sobre la compra del activo y después sobre su posterior venta. A modo de ejemplo, si compramos 10 acciones por valor de 100 euros pagaríamos 1 euros por la Tasa Tobin en la compra. Si al cabo de un tiempo queremos vender esas acciones por 150 euros pagaríamos también el 0,1% de la operación, es decir, 1,5 euros.

¿Se puede esquivar invirtiendo a través de otro país?

Uno de los riesgos de la Tasa Tobin es que fomente la deslocalización de las inversiones hacia bolsas y mercados de países en los que no se aplique. Para evitarlo, la CE ha recurrido al principio de residencia, según el cual la tasa se aplicará siempre que alguna parte implicada resida en uno de los once estados que la avalan. De esta forma, dará igual donde se realice la operación, ya que se impondrá la procedencia de la misma.

¿Quien paga la Tasa Tobin?

En sus orígenes la Tasa Tobin se ideó para poner frenar la especulación en el mercado de divisas una vez se puso fin al sistema de Brenton Woods y al patrón oro reinante hasta ese momento. Al dejar de tener las monedas una cotización o valor fijo se temía que se desatase una fiebre especuladora y la Tasa Tobin era la forma de frenarla. En el planteamiento inicial serían los bancos quienes se harían cargo de la Tasa Tobin y precisamente por eso también se conoce como la Tasa Robin Hood al recaer sobre la parte supuestamente más fuerte.

El miedo, como siempre, es que las entidades terminen trasladando estos costes al cliente final, es decir, a los ahorradores.

¿Por qué se quiere recuperar?

Existen varias razones para que estos once países apuesten por recuperar la Tasa Tobin. Para empezar, en la actualidad la inmensa mayoría de servicios financieros están exentos de pagar el IVA, lo que supone que operar en los mercados financieros sale relativamente barato en términos fiscales. De hecho, comisiones al margen, sólo se paga por las ganancias obtenidas. En este punto la Tasa Tobin serviría para recaudar por esta vía lo que no se cobra a través de otras exenciones fiscales.

Algunos expertos también apuntan que podría tener un efecto disuasorio sobre las operaciones a corto plazo, ya que se incrementarían los costes. Esto, en teoría, podría fomentar la inversión a largo plazo o por lo menos frenar a los inversores que no buscan tomar posiciones durante mucho tiempo en un valor.

Por último, también existe un claro objetivo recaudatorio. Los once países ya han adelantado que parte del dinero recaudado serviría para cuadrar el presupuesto europeo.

¿Qué efectos puede tener sobre la economía?

Existen dos corrientes al respecto. La primera es que afectará positivamente a la economía y, sobre todo, a los mercados, frenando la especulación y en cierto sentido el poder de los bancos. Y es que en los últimos años los llamados inversores institucionales, los que mueven el mercado, han ido ganando demasiado poder. La Tasa Tobin tendría así un efecto democratizador sobre sus ganancias, obligándoles a repercutir en las arcas públicas parte del dinero que ingresan por sus operaciones especulativas.

Por otro lado, también están quienes opinan que puede tener un impacto negativo sobre los flujos de capital, entre ellos el ministro de Economía, Luis De Guindos. El miedo reside en que un impuesto sobre las transacciones consiga que se generen menos o que estas busquen otras vías o países en las que llevarse a cabo. Precisamente por eso desde el Gobierno abogan porque se implante de forma coordinada. Fuentes más críticas defienden que si no se aplica de forma internacional en todo el mundo no tendrá éxito.

Lo que sí es seguro es que supondrá un aumento de los ingresos del Estado en un momento donde la recaudación ha caído. Tanto es así que la CE ya ha anunciado que espera recaudar entre 30.000 y 35.000 millones de euros, de los cuales 5.000 pertenecerían a España.

¿Cómo me afecta al bolsillo?

La respuesta más fácil y sencilla es un claro no. La Tasa Tobin está ideada para que recaiga sobre las entidades financieras y los brokers, no sobre el cliente particular. Sin embargo, siempre existe el riesgo de que bancos y firmas de inversión aumenten sus comisiones para hacer frente a este impuesto. Precisamente para evitar que afecte al bolsillo del ciudadano la tasa no se aplica sobre las actividades financieras diarias como puedan ser préstamos, depósitos, pagos con tarjetas o contratación de seguros.  

Ahora que ya sabes como funciona la Tasa Tobin ¿Qué te parece? ¿Estás a favor o en contra? Y por supuesto, si todavía tienes dudas al respecto sólo tienes que preguntar y te responderemos.

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