Si hay un tema que está levantando polémica en estos últimos meses es la dicotomía entre los salarios vinculados a la inflación o los salarios vinculados a la productividad. En España disfrutamos de lo primero, pero casi todos los analistas económicos y financieros aconsejan realizar lo segundo, es decir, vincular los salarios a la productividad.
Cuando se vinculan los salarios a la inflación se consigue garantizar la capacidad adquisitiva de los asalariados, ya que sus nóminas se verán revalorizadas año tras año en función del incremento del coste de la vida, por lo que se puede decir que se trata de una medida positiva para los asalariados.
Sin embargo, en este mismo sentido, una empresa tendrá que incrementar el salario de sus empleados cada año, independientemente del desarrollo profesional que realicen o de los resultados económicos que la empresa esté generando, por lo que es malo para las empresas.