2012. ¿Y si el mundo no se acaba?

Toni Bellfill. Gestor de Patrimonios.


Año nuevo, fin del mundo próximo. Si uno echa la vista atrás, recordará innumerables profecíassobre supuestos augurios catastróficos para la humanidad. Meteoritos, catástrofes informáticas,  la llegada del anticristo…. La colección es larga.

Este año, toca la profecía maya. Por lo poco que he podido leer, según parece el calendario maya, realizado por una civilización privilegiada en lo referente a conocimientos matemáticos yastronómicosfinaliza bruscamente al terminar el 2012. Este hecho ha sido interpretado por muchos estudiosos como una predicción del fin del mundo.

No tengo, ni por asomo, conocimientos suficientes para analizar tal teoría, pero lo que tengo muy claro es que gran parte del 2011 ha estado regido por el calendario maya, ya que los principales índices de renta variable, especialmente europeos, han recogido significativosretrocesos propiciados por las caídas indiscriminadas y desmesuradas de los valores que los componen. El pánico vendedor ha descontado en muchos casos el fin del mundo: “vende que esto se acaba”.

Lo cierto es, que la clase política se ha empeñado una y otra vez en refrendar tal teoría. Como he reiterado sistemáticamente, dolemos de falta de grandes estadistas. La situacióneconómica a nivel global es por lo menos incierta. Durante los próximos años, viviremos un desplazamiento de los polos, que sitúan los motores del crecimiento mundial.

Es ya una realidad que economías como la China han desplazado a otras economías en ciclos de crecimiento mucho más maduros. En este sentido, economías de países como España oItalia tendrán que realizar un importante esfuerzo de renovación; no será fácil. Centrándonos  enEuropa, ésta tiene un importante reto por delante, con un único destino final desde mi punto de vista: más Europa.

Si impera el sentido común, y los líderes europeos dejan de lado la búsqueda de réditos electorales, la estabilidad tiene que facilitar un clima propicio para realizar los cambiosnecesarios en aquellas economías estructuralmente más débiles. Si no es así, personalmente estoy convencido dada la globalización actual que nos impondrán el sentido común.

Desde el punto de vista de un inversor en renta variable que se plantee invertir o esté invertido en el mercado europeo, hay que diferenciar mucho. Por ejemplo, entre la economía española o la italiana así como entre empresas españolas o italianas. En la actualidad, cuando hablamos de grandes compañías, hablamos de multinacionales completamente globalizadas, que obtienen sus beneficios en aquellas regiones donde hay crecimiento, más allá de su bandera de origen. Que nadie olvide que el mundo sigue creciendo.

Llegados a este punto, con compañías cotizando a múltiplos de derribo, que reflejan valoraciones completamente fuera de mercado, como inversor uno no puede hacerse más que una pregunta: ¿Y si el mundo no se acaba en el 2012?

Fuente: Invirtiendo Bajo la Lluvia GAESCO

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