En noviembre de 1929, pocos días después de famoso crack bursátil, The Economist, tomaba la versión optimista de la situación y aseguraba a sus lectores británicos que «la prosperidad de los EEUU estaba asegurada» y que el país tenía una base económica suficiente como para reactivar la instruía incluso en el caso de que hubiera de manera inminente «una recesión de cierta aptitud» . Esa «recisión de cierta aptitud» fue en realidad la mayor crisis de la historia de EEUU hasta ese momento y sumió al país en la miseria económica durante más de una década. En Europa el efecto fue incluso más potente y dio lugar al ascenso del fascismo, desató la Segunda Guerra Mundial y supuso la reordenación de la política mundial.
El análisis de The Economist fue tan desacertado que durante años la frase «recesión de cierta aptitud» ha sido utilizada con ironía, para definir aquellas graves problemas que algunos intentaban dar por solucionado sin demasiada importancia.
La experiencia es un grado, casi un siglo después las visiones optimistas de la crisis financiera están siendo algo más recatadas. En esta ocasión, sí se ha reconocido la existencia de una recesión. La Oficina Nacional de Estadísticas de Estados Unidos ha definido que la recesión comenzó en diciembre de 2007 y terminó en junio de 2009. Se hace caso omiso en esta ocasión del drama por el que está atravesando el 8% de la población de EEUU ni por supuesto el resto de dramas en otros países del mundo como por ejemplo España. Pero ya se sabe que este tipo de definiciones solo responden a enunciados económicos.
Esta crisis ha demostrado los peligros de la desregulación financiera, de la especulación sin límites. Ha puesto patas arriba a gobiernos de todo el planeta desde Reykjavik a El Cairo. Y lo que es casi peor está amenazando la superviviencia de algunas de las empresas más importantes del planeta.
Pero mientras unos pierden el poder y otros el trabajo con esta crisis no deja de existir un buen puñado de ganadores con esta situación. Aunque a simple vista no lo parezca, desde la franquicias de McDonald’s, los fabricantes de maquillaje hasta los supermillonarios están sacando una buena tajada con este crash. Hasta tal punto que desde la revista Foreing Policy, de donde es originario este texto invitan a realizar apuestas seguras sobre cualquiera de ellos.
Los que niegan el cambio climático
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