La reunificación de deudas puede ser una herramienta de gran utilidad en determinadas situaciones, pero no está exenta de riesgos. Antes de lanzarte a unificar tus préstamos y créditos párate a valorar las desventajas que implica esta operación financiera.
La deuda no es mala en sí misma, no tiene por qué serlo, pero puede convertirse en un problema cuando una persona se endeuda en exceso, cuando pide dinero prestado más allá de su capacidad para poder pagarlo. Es más fácil de lo que parece verse superado por las deudas y gastar más de la cuenta. Incluso si tenemos un presupuesto, es posible que al hacer balance del gasto después de varios meses nos demos cuenta, de que a pesar de habernos apretado el cinturón, nos hemos pasado con la tarjeta de crédito. Es entonces cuando pueden surgir problemas y hay que buscar fórmulas para solucionarlos. Reunificar una deuda es una vía para poder hacer frente a las cuentas pendientes que tenías abaratando el coste de financiación.
Al reunificar, ojo con las ‘fórmulas mágicas’
Sin embargo, hay que tener cuidado al rendirse al desánimo y dejarse llevar por los anuncios que nos prometen ‘fórmulas mágicas’ para rebajar las cuotas y mejorar las condiciones de nuestros préstamos. Puede sonar atractivo, pero hay que tener mucho ojo porque muchas veces ‘hay gato encerrado’ en esas ofertas, sobre todo si leemos o escuchamos el término reunificación de deudas o unificación de créditos.
¿En qué consiste la reunificación de deudas?
Cuando hablamos de reunificación o consolidación de las deudas hacemos referencia a un tipo de operación financiera al alcance de cualquier ahorrador y que como su propio nombre indica consiste en juntar todos sus préstamos bajo un único crédito.
Menor interés, mayor plazo
La forma de proceder para reunificar deudas es cancelar todos los préstamos en curso para pasar a uno nuevo, cuyo montante es igual a la suma de todos los anteriores agrupados. La ventaja es que el interés se reduce, pero tiene la desventaja de que el plazo se eleva. Gracias a esta fórmula la persona endeudada logra abonar cuotas mensuales menores, aunque la deuda se paga durante más tiempo.
De esta forma, pueden agruparse la hipoteca, el crédito del coche, el préstamo personal para la reforma de la casa, las compras efectuadas con la tarjeta de crédito y, en términos generales, cualquier otra deuda bajo un único préstamo, que generalmente suele ser la hipoteca.
Reunificar deudas bajo la hipoteca
De hecho, la consolidación de deudas tiene sentido bajo la hipoteca, porque es el préstamo más flexible y que mejores condiciones ofrece. Además, el préstamo hipotecario es sobre el que trabajan la mayoría de agencias de reunificación.
Para que lo entiendas mejor, si vas a reunificar un préstamo al 10%, otro al 15% y otro al 4% no tendrá sentido hacerlo sobre un nuevo crédito al 8% -la media resultante de los tres porcentajes- si, además, hay que asumir otros costes adicionales que veremos más adelante. Sin embargo, sí que tendrá hacerlo sobre uno a euríbor +1% e incluso más +2%).
Préstamo sin garantía hipotecaria
Aunque mucho menos habitual, también cabe la posibilidad de contratar un préstamo sin garantía hipotecaria, que, en términos generales, implica menor plazo que un crédito hipotecario y, como consecuencia, la reducción de cuota mensual es menor. Esta operación suele ser aceptada para importes pequeños, salvo que el deudor cuente con una persona dispuesta a avalarlo.
Reunificación con aval
Las pegas que puedan poner tanto la banca tradicional como los intermediarios financieros pueden verse atenuadas si se cuenta con un avalista. Es decir, si una tercera persona está de acuerdo en responder con sus bienes e ingresos por el deudor, avalando que éste podrá pagar su deuda, la operación ganará en viabilidad. El avalista, obviamente, corre el riesgo de verse afectado de forma directa.
Aquí te explicamos el proceso de reunificación de deudas a fondo
Peligros de consolidar deudas
Existen al menos cuatro peligros que considerar cuando nos planteamos realizar una reunificación de deudas.
Más intereses a largo plazo
El objetivo de consolidar deudas es pagar menos al mes y en ese sentido el producto cumple lo que promete. Unificando préstamos es fácil que el tipo de interés mensual sea menor, pero la forma en la que se consigue oculta un importante riesgo: al final se termina pagando más por la misma deuda.
Los intereses a largo plazo son mayores porque, al final, lo que se hace es alargar la vida total de la deuda a través del préstamo hipotecario. A fin de cuentas, una hipoteca puede firmarse a 40 años pero un préstamo personal, no, y cuantos más años se paguen, mayor será el montante final de los intereses abonados.
Es una operación costosa
Unificar deudas no es barato. Estamos ante una operación financiera costosa que implica una serie de gastos: costes de tramitación y formalización; los créditos que se cancelan suelen aplicar comisiones o penalizaciones por cancelaciones anticipadas; las modificaciones en la hipoteca acarrean gastos de notaría, registro e impuestos; y la apertura de una nueva hipoteca conlleva también comisiones y desembolsos.
Para afrontar estos gastos se suele recurrir a aumentar aún más la cuantía del préstamo, lo que además sumará intereses adicionales a largo plazo porque tardaremos más en devolver el dinero y también porque el montante será mayor.
Comisiones elevadas
Actualmente, las entidades financieras tradicionales no son amigas de las reunificaciones de deudas. Acudir al banco a negociar es siempre una buena opción que valorar, siempre que se conozca bien el mercado financiero. Si no, lo mejor es acudir a un intermediario financiero. Ahora bien, si recurres al intermediario financiero es recomendable asesorarse bien sobre el tipo de comisiones que cobran, que oscilan entre el 3% y el 5% del importe de la operación.
En el caso de que acudas al capital privado deberás contar con asesoramiento profesional. Si el banco no te reunifica su deuda, debes saber que existen empresas de capital privado que se dedican a ello. En caso de acudir al capital privado para la reunificación de deudas, se aconseja contar con asesoramiento, bien con un abogado o un profesional financiero. Además, no hay que perder de vista que, en este caso, los costes se pueden disparar y habría que echar mano de la calculadora antes de tomar una decisión.
La casa, en peligro
Si todavía no habías pensado en tu vivienda, es el momento de hacerlo. Al reunificar deudas se pone el énfasis en la vivienda, ya que al final todas las deudas pasan a integrarse en la hipoteca.
La traducción es que si no pagas, perderás tu casa. Hay que añadir el agravante de que la legislación vigente no permite por ahora saldar la deuda con entrega de la vivienda, algo que sí ocurre en EEUU, donde basta con entregar la casa para olvidarse de la hipoteca. En nuestro país la deuda seguirá vigente incluso después de la ejecución hipotecaria si con ella no se consigue saldar el total adeudado. Dicho de otra forma, si al final no puedes pagar y la entidad se queda con tu casa, puede venderla, pero, si aun así no alcanza la cuantía de la hipoteca, seguirás debiéndole dinero y te habrás quedado sin casa.
No pierdas nunca de vista estos cuatro factores que mencionamos antes de lanzarse por reunificar sus deudas. Recuerda que pagarás menos mensualmente pero por mucho más tiempo. Al final, la deuda aumentará y no está tan claro que siempre vaya a ser más fácil abordarla. Más sencillo, sí por existir un sólo préstamo, pero no más fácil.
Un caso práctico
La mejor forma de entender estos peligros es con un ejemplo práctico. Imaginemos que Juan tiene cuatro préstamos:
- 7.000 euros con la tarjeta de crédito a un tipo del 18% con una cuota mensual de 212 euros.
- 15.000 euros del préstamo del coche con un tipo del 8% a ocho años y 212 euros al mes.
- 6.000 euros de un préstamo personal al 20% por un plazo de seis años con una cuota de 100 euros al mes.
- 65.000 euros de hipoteca con un interés del 3% a 20 años y una cuota mensual de 360 euros.
En total, su deuda asciende a 93.500 euros con una cuota mensual de 934 euros y un tipo de interés medio del 12,25%, aunque distribuido a diferentes plazos. Al unificar sus deudas bajo el paraguas de la hipoteca el tipo pasaría a ser del 3% -lo normal suele ser aplicar una pequeña revisión al alza-, aunque de 65.000 la hipoteca pasaría a ser de 93.500 euros más los costes de formalización del préstamo que incluirían las comisiones por saldar las deudas abiertas y los gastos de apertura de la nueva hipoteca o ampliación de la anterior, así como la comisión del intermediario financiero. En total, podríamos estar hablando de cerca de 10.000 euros adicionales que, lógicamente se sumarían a la cantidad adeudada hasta dejarla en 103.500 euros y una ampliación del plazo de amortización hasta los 35 años para que la cuota mensual fuese asumible.
Con esta operación la cuota mensual pasará de los 934 euros a cerca de 450 euros, pero la deuda absoluta se habrá incrementado en cerca de un 10% por los gastos.
Una operación cada vez menos habitual
La reunificación de deudas se sigue efectuando en España, pero también es verdad que cada vez menos. Hace unos años, antes del estallido de la burbuja inmobiliaria, era una operación bastante habitual. Desde entonces existe un mayor número de bancos que se muestra reacio a llevarlas a cabo. De ahí el consejo ya citado de acudir a los intermediarios financieros.
Cabe recordar que esta actividad de intermediación está regulada por la Ley 2/2009, posteriormente desarrollada en el Real Decreto 106/2011.
Reunificar deudas siendo moroso
Ejecutar una reunificación de deudas es, para algunas personas, casi la última ‘tabla de salvación’. Por ello, algunas de ellas, ya con graves problemas de endeudamiento, se plantean si pueden recurrir a esta posibilidad estando incluidas en una lista de morosos (Asnef, RAI, CIRBE, FIJ, etc.). Lo cierto es que, encontrándose en esas circunstancias, la operación se torna muy complicada. De haber alguna opción sería por medio un intermediario financiero y no a través de la banca tradicional. Eso sí, con un coste sensiblemente mayor.
Con todo, ¿merece la pena reunificar deudas? La respuesta dependerá de la situación y de las prioridades de cada ahorrador.
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REUNIFICAR DEUDAS ES, PAN PARA HOY Y HAMBRE PARA MAÑANA!.
¡NADIE DA DUROS A CUATRO PESETAS!