Desde que la Reserva Federal decidiera ir retirando paulatinamente las medidas de política monetaria extraordinaria, no hemos dejado de oír y leer frases sobre los riesgos que conlleva invertir en países emergentes. Empezando, como no, por el miedo a una desaceleración más brusca de lo esperado de la economía china, el incremento del déficit por cuenta corriente en economías como la de Brasil, que además tiene pendiente unas elecciones a la vuelta de la esquina, la crisis política entre Ucrania y Rusia… Así podríamos seguir enumerando una larga lista de temores que han traído consigo la caída abrupta de los principales mercados (tanto de renta fija como variable), así como una fuerte volatilidad en sus divisas en el último año.
Es evidente que los riesgos están ahí e invertir en este tipo de mercados no está hecho para cardíacos, ya que siempre nos va a ser imposible predecir qué va a decidir hacer Putin, si va a llover en Brasil o cómo va a ser este año el monzón en India. Pero sí podemos ofrecer un poco más de luz sobre cómo se encuentra actualmente la situación de algunas de las principales economías, que ofrecen atractivas oportunidades.
Es el caso de India, que fue en una de los países que más temores causó a mediados del año pasado, como demuestra el comportamiento de su bolsa. Desde los mínimos vistos el pasado agosto, dónde cayó en un mes cerca de un 12%, se ha revalorizado ya un 57% ¿Cómo ha sido posible? Gracias a las políticas llevadas a cabo que han contribuido a reducir la dependencia de los flujos externos en el corto plazo, así como el déficit externo, continuando la senda de la consolidación fiscal. La rotunda victoria del partido Bharatiya Janata Party, liderado por Narendra Modi, acelera tanto la idea de una rápida oleada de reformas, como la eliminación de trámites y el impulso de las inversiones en infraestructuras, que pensamos que podría dar soporte a ese punto de inflexión que hemos vislumbrado en la economía india.
Otra de las economías que parecen estar en la mente de los inversores por su vinculación a la recuperación de EEUU, es la mexicana. La combinación de una aceleración de su crecimiento hasta niveles superiores al 3% para 2014, unida al buen comportamiento de su inflación, que ha caído por debajo de lo estimado, nos hace pensar en positivo.
Está claro que el momento para invertir en países emergentes es, cuanto menos complejo, y resulta fundamental el estudio y análisis de cada una de las economías de manera separada, el superávit por cuenta corriente y las perspectivas de crecimiento se han vuelto factores cruciales. Los riesgos están claros, pero seguimos viendo oportunidades de entrada en países que han llevado a cabo las reformas necesarias y más en momentos de pánico como los vividos en los últimos meses, dónde las valoraciones nos han demostrado que pese al contagio inicial de sus bolsas por la salida masiva de capitales, han existido oportunidades de entrada históricas.
Por lo tanto, los países emergentes siguen siendo una buena opción para diversificar el riesgo en carteras globales y aprovecharse de los potenciales existentes en las valoraciones. Aunque eso sí, teniendo en cuenta las lecciones aprendidas en anteriores crisis, ya que no todos los emergentes son iguales. Y sin olvidar que, antes de lanzarse a cualquier aventura de inversión, es imprescindible acudir a nuestro asesor financiero de confianza para que nos trace la estrategia adecuada, teniendo en cuenta nuestro perfil de riesgo y nuestras prioridades.
Carmen Salud García Navarro. Asociada de EFPA España y Gestora de fondos de Renta 4 Banco.