En esta oportunidad, frente a una era de crisis económica alrededor del mundo, con preferencia en Europa, quería dar un panorama acerca de lo que son los bonos y que tipo de riesgo conlleva su adquisición.
Para dar comienzo, me gustaría definir lo que es un bono, aunque calculo que muchos ya lo sabrán, así que seré expeditivo. Básicamente, un bono es un certificado de deuda, una promesa de pago futura documentada en un papel y que determina el monto, plazo, moneda y secuencia de pagos.
De esta manera, si alguien compra un bono, le presta dinero al emisor, que puede ser un gobierno, a un ente territorial, a una agencia del estado, a una corporación o compañía.
Como decía en un principio, las épocas de crisis traen pánico financiero, y muchos buscan un resguardo en la renta fija, y ¿qué mejor que un bono estatal que su emisor no puede quebrar?
Pero resulta que a pesar de que muchos asesores financieros recomiendan a los inversionistas tener un portafolio diversificado constituido en bonos, acciones y fondos entre otros; los bonos no siempre son lo más seguro que existe para invertir.
La parte buena del bono, y de su “riesgo acotado” es que tiene un flujo predecible de dinero y se conoce el valor nominal al final. Por esta razón, muchos buscan ahorrar, invirtiendo en bonos.
Antes de comprar un bono, debe ver muchas variables a considerar: su maduración, pago de intereses, calidad del crédito, la tasa de interés, precio, tasas tributarias e impuestos, entre otras cosas.
Algo muy importante para ver el riesgo, es la maduración de un bono, que se refiere a la fecha en la cual el capital o principal será pagado.
Si bien el valor no variará, muchos hechos económicos pueden afectar su desempeño a lo largo del tiempo y por eso será bueno saber que tenemos 3 plazos de tiempo:
- Corto plazo: maduración hasta los cinco años.
- Plazo intermedio: maduración desde los cinco años hasta los doce años.
- Largo plazo: maduración de doce años en adelante.
A mayor plazo, mayor riesgo… Pero esto no es solo lo que ataña al riesgo de un bono, sino que existe algo llamado la calidad del crédito que es el grado de inversión que tengan los bonos así como su calificación para la inversión. Estas calificaciones van desde AAA (la más alta) hasta BBB.
Ahora bien, viene la parte que hace que podamos ver el interés como un mero número antes del “%” o que en realidad sí nos importe. El tema es el IPC Blog de un bono, o sea, el conjunto de variables, incluyendo tasas de interés, oferta y demanda, calidad del crédito, maduración e impuestos que abonamos cuando lo adquirimos. Además de estar pagando un plus por los intereses aún no cobrados, debemos saber que este puede cambiar de cotización en cualquier momento en consecuencia de hechos económicos y de mercado, por ende, a veces el interés es insignificativo en relación con la venta de los papeles de deuda.
Es decir, que estamos frente a un riesgo diferente si lo comparamos con la volatilidad de la renta variable. Pero, al fin y al cabo, riesgo también. Entonces, quiere decir que con los bonos de renta fija también se puede perder dinero.
A eso vamos, cuando compramos un bono, adquirimos parte de una deuda de una compañía o Estado, que es pagado periódicamente. Pero ¿si la empresa quiebra? No cobraremos nunca nuestro título. Y ahora, ¿si es el estado el que no puede pagarnos?
¡Qué buena pregunta! Solamente reemplazarán los bonos viejos por unos nuevos con mayor “riesgo” e interés para que aceptemos esto y meternos en la bicicleta infinita del mercado de deuda.
Entonces, para concluir tendríamos dos riesgos financieros fuertemente marcados en un bono:
- Riesgo de mercado: que varíe el precio del bono por variación en los tipos de interés del mercado.
- Riesgo de crédito: posibilidad de que el emisor del bono no pueda/quiera (en caso de repudio) hacer frente a los pagos derivados de dichos instrumentos de renta fija.
Imagen –procsilas