De acuerdo a un estudio efectuado por la Fundación de Estudios Financieros, en 2010 la mayor parte del ahorro de las familias españolas seguía enfocado en el ladrillo. De hecho, el 77% del patrimonio de las familias españolas, se encuentra invertido en la vivienda, frente a un 23% invertido en otros activos financieros.
Estas cifras resultan sorprendentes si tenemos en cuenta la crisis económica y el estallido de la burbuja inmobiliaria. Los avatares por los que atraviesa el sector inmobiliario no han ahuyentado a los inversores, sino que por el contrario, el interés de los particulares respecto de la inversión en vivienda, ha ido en aumento.
En los últimos 13 años, la exposición a activos financieros se ha reducido sistemáticamente, ya que otrora representaba el 29% del total.
Según los expertos esta tendencia deberá ser revertida por los españoles en el futuro próximo, de forma de disminuir el peso del ladrillo en las carteras particulares. La intención de este reordenamiento es la búsqueda de un crecimiento sostenible en el largo plazo y una apuesta por la reducción de la volatilidad.
La intención del Gobierno es la de colaborar en el cambio de tendencia esperado. La primera medida tomada, ha sido la eliminación de la deducción por compra de vivienda habitual para las rentas superiores a 24.107 euros.
El mercado inmobiliario también deberá poner su granito de arena, de forma de lograr una mayor diversificación del mercado e incluyendo productos financieros que incorporen el alquiler, de forma de atraer inversores extranjeros.
En este momento, es fundamental recuperar la confianza e incentivar la demanda interna. Según estiman los especialistas la reducción de la tasa de ahorro en dos puntos, acercándose a la media europea, provocará un efecto de crecimiento de la economía española de un punto. Una medida más que deseada por todos los españoles.