Cuando pides una hipoteca no solo importa cuánto ganas o si tienes estabilidad laboral. Hay un dato que puede cambiar por completo el tipo de interés que te ofrezca el banco: el LTV, o lo que es lo mismo, la relación entre lo que pides prestado y el valor de la vivienda. Puede sonar técnico, pero en la práctica marca la diferencia entre pagar una hipoteca asequible o una que te apriete cada mes.
Qué es el LTV y por qué influye tanto
El LTV, siglas de Loan to Value, indica qué porcentaje del valor del inmueble estás financiando con la hipoteca. Se calcula dividiendo el préstamo entre el valor de tasación o el precio de compra, y normalmente los bancos lo utilizan para medir el riesgo de la operación. Si pides 100.000 euros para una casa tasada en 125.000, el LTV sería del 80 %.
Cuanto mayor sea ese porcentaje, más riesgo asume el banco, porque te está prestando una cantidad alta respecto al valor de la vivienda. Si en algún momento el mercado baja o hay impagos, la entidad tiene menos margen para recuperar su dinero. Por eso, cuanto más alto sea el LTV, peores condiciones te ofrecerán.
De hecho, la mayoría de los bancos establecen límites claros. Para una primera vivienda, el máximo habitual suele rondar el 80 %, mientras que en segundas residencias o inversiones se reduce al 60 o 70 %. En algunos casos excepcionales se puede llegar al 90 %, pero solo si cumples requisitos muy concretos y con un interés más caro.
Cómo afecta el LTV al tipo de interés
Aquí está la clave. El LTV no es solo un número, es uno de los factores que más peso tiene en el precio final de la hipoteca.
Si el LTV[…]Leer noticia completa en la fuente original















