Cuando firmamos la compra-venta de una casa y la posterior hipoteca tendemos a ver al notario como una fuente de gasto más que como un elemento necesario. Esto se debe en parte a que pocas veces reparamos en el papel que juega y cómo aprovecharlo.
Toda hipoteca debe formalizarse en escritura notarial por ley, así que por mucho que quisiésemosno podríamos prescindir de la presencia del notario. Pero es que además tampoco sería recomendable para nuestros intereses como futuros hipotecados.
Lo primero que conviene aclarar es que el cliente tiene derecho a elegir el notario, por mucho que no lo hagamos constar expresamente. Lo que suele ocurrir es que la mayoría de personas no cuenta con un notario de confianza e incluso es posible que no conozca a ninguno, por lo que deja que sea la entidad financiera quien lo elija. En principio esto no tiene por qué afectar al proceso ni, por supuesto, a las tareas que el notario deberá realizar.
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