Acertar no es ganar

«¿Y quién acierta más? »

Esta es una pregunta que suelen hacernos en las cenas los antiguos amigos, al descubrir que nos dedicamos a los mercados financieros.

La lógica subyacente es bien simple: si conocemos a alguien que «acierte mucho», será suficiente con seguirle para ganar dinero en Bolsa. Así que el secreto para ganar residiría más en una buena predicción del futuro, que en el método seguido. Todo muy sencillo, ¿no?

Pues no. Se trata de un grave error, del que se aprovechan toda la tribu de analistas y economistas que constantemente inundan la red con sus vagas predicciones del tipo: «El euro bajará/subirá por esto y por aquello», «el oro se va a desplomar/disparar porque tal y cual», etc.

Con tanta gente haciendo predicciones borrosas en todas direcciones, en cualquier momento, siempre encontraremos aproximadamente a la mitad de los futurólogos acertando y a la otra mitad equivocándose (a las portadas de los periódicos y portales financieros nunca les faltará «el que acertó»). Sorprendentemente para muchos, esto apenas influye a la hora ganar o perder dinero en los mercados.

Para ganar dinero, y perderlo, se necesita un precio de compra y otro de venta (o a la inversa para las posiciones cortas). Sólo entonces podremos hacer la contabilidad de pérdidas y ganancias. Esto parece obvio, pero una predicción/análisis del tipo «El Euro va a bajar/subir» que tanto abundan en internet y periódicos salmón, por muy bien razonada que esté, nos es completamente inútil, pues no contamos con los precios de entrada y salida del mercado.

Al hacer dicha contabilidad, descubrimos que no es «cuánto acertemos» lo que importa, sino la cantidad que ganamos cuando acertamos y la que perdemos cuando nos equivocamos, lo que produce al final una ganancia o pérdida acumulada en nuestra cuenta.

Por ejemplo, un analista puede parecer muy bueno si acierta un 80% de las veces. Pero si cada vez que se equivoca pierde todo lo ganado hasta entonces, de poco nos servirá en nuestra contabilidad acertar tanto.

En cambio, un analista que acierte sólo un 40% de las veces (peor que lanzar una moneda al aire o preguntar al carnicero de la esquina), pero que cada que vez que acierta gana 2 veces lo que suele perder cuando se equivoca, acabará con el tiempo ganando dinero en los mercados.

A primera vista, el primer analista es «mejor» que el segundo (y seguramente será mucho más popular que el segundo; todos recordamos a Roubini «acertando» la actual crisis, pero no sabemos de nadie que haya ganado dinero con él), a pesar de que es el segundo (con su método de mantener las pérdidas limitadas y las ganancias proporcionalmente mayores) el que nos haría ganar dinero. El primero se ahogará de seguidores en twitter, el segundo predicará en el desierto.

Así, no se trata de buscar cómo acertar más (buscar el mejor analista o el mejor estudio para anticiparnos a lo que ocurrirá), sino de encontrar un método cuyo resultado a largo plazo sea contablemente positivo. A este tipo de procesos que acabamos de describir se les llama técnicamente procesos con Esperanza Matemática positiva, y de esta necesaria propiedad que tiene que tener cualquier estrategia de inversión hablamos aquí: http://especular.com/la-formula-del-dinero-i/

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