La plata es el metal más atractivo para los inversores y está viviendo este año su edad dorada, un adjetivo que ha robado al metal de los metales: el oro. Desde enero, la plata acumula una subida del 36,5%, frente al 20% que se ha apuntado el mineral amarillo.
Ambos repuntes están a la cabeza del sector de las materias primas, conocidas como commodities en la jerga del mercado, porque los metales preciosos son activos defensivos. Es decir, son refugios a los que acuden los inversores en momentos de incertidumbre bursátil, como el actual. Y, además, se benefician de la debilidad del dólar (la divisa en la que cotizan).
Pero la plata cuenta, además, con otro punto a favor, que es el que explica su supremacía. Este metal precioso también es, en parte, un metal industrial. La plata, en ocasiones, se utiliza en determinadas aleaciones (fusiones de metales) y, según las previsiones, estas aplicaciones industriales crecerán a lo largo de los años, por lo que la plata tiene este plus con el que el oro no cuenta.
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