Está claro que, hasta esta monumental crisis económica, a las distintas generaciones de españoles se nos marcó en los genes que teníamos que comprar una vivienda, ya que alquilar era tirar el dinero.
La vivienda nunca pierde valor y es la inversión más segura, era otro de los dogmas inculcados de mayores a jóvenes. Y mismo me llegué a creer algo así, si bien en mi defensa diré que a mis amistades les decía: La vivienda no pierde valor, salvo que estemos en una recesión en que toda la economía va mal.