La primera emisión de bonos ligados a la inflación lanzada en nuestro país resultó un éxito, algo que no debería sorprender a nadie si tenemos en cuenta que el mercado llevaba tiempo esperándola. Te explicamos por qué resulta interesante este tipo de emisiones de deuda y todo lo que debes saber antes de invertir.
La emisión de los bonos se cerró al final con 5.000 millones colocados a 10 años a un tipo de interés del 1.835%. Pero, en un momento en el que efectivamente la renta fija europea llama la atención de los mercados ¿qué tiene de especial la inversión en bonos ligados a la inflación?
Bono ligado a la inflación
Se trata de un modelo de emisión de deuda pública relativamente frecuente en países como Francia o Alemania pero que en nuestro país no se había realizado aún. Es decir, realmente estamos ante un primer lanzamiento (sin duda habrá más) histórico.
La principal distancia entre un bono estándar y otro ligado a la inflación se basa en el rendimiento de ambos. En el caso del bono ligado a la inflación la principal diferencia estriba en que este percibirá como garantizada una parte del cupón mientras que el resto rendirá en función de la evolución de la inflación.
De este modo quien adquiere estos bonos percibirá anualmente la parte del cupón que corresponda y a vencimiento del bono además de recuperar el principal percibirá un rendimiento equivalente al acumulado de inflación en el periodo de vida del bono.
¿Qué modelo de inversión representa?
A estas altura, y sin contar la incipiente entrada de España, los tres mayores emisores europeos de bonos ligados a inflación (Alemania, Francia e Italia) acumulan un volumen de emisión superior a los 420.000 millones de euros. Lo que resulta una garantía de liquidez.
Por otro lado en los diferentes análisis sobre la evolución de estos bonos (y de la inflación por extensión) se prevé para 2015 que todos los bonos europeos ligados a inflación se mantengan en positivo, resultando especialmente preferentes los de Reino Unido.
Se trataría en cualquier caso de un modelo de ahorro, lógicamente, a largo plazo, muy orientado, como ya se vio en la subasta de la pasada semana, para entidades que necesita de manera estructural inversiones que compensen perdidas de valor producidas por la inflación, como aseguradoras o grandes inversores de planes de pensiones.
La emisión española
Obviamente el éxito de la emisión española tiene que ver con la demanda que indicábamos al comienzo del artículo. Los mercados esperaban la emisión con impaciencia algo que se reflejó en los 20.300 millones de solicitud.
Un porcentaje elevado de dicha solicitud se corresponde con el extranjero donde se han colocado el 73% de los títulos emitidos.
Por perfiles ha quedado claro el interés de las gestoras de fondos en estos productos ya que el 41% se corresponden con estas, seguidas por los bancos con el 21% y los fondos de pensiones con el 16%.
Primera pero no última emisión de bonos ligados a inflación en nuestro país, tal y como diversos portavoces económicos del gobierno ya han hecho saber tras el éxito de este primer lanzamiento de deuda pública vinculada a la inflación.