La irrupción del juego Brain Training para Nintendo DS en 2006 desató la locura por el entrenamiento mental. Miles de personas se engancharon a los ejercicios del Dr. Kawashima para determinar su edad mental y después tratar de mejorarla. De hecho, esta gama de videojuegos tuvo buena parte de la culpa del éxito de la videoconsola portátil de Nintendo hasta el punto en que se convirtió en el regalo estrella para padres, madres e incluso abuelos que querían mejorar su edad mental.
Como era de esperar, no tardó en surgir la polémica respecto a la eficacia de estos entrenamientos mentales. Lo que se preguntaba era si realmente servían para estimular el cerebro. Los detractores, estudios científicos incluídos, apuntan a que este tipo de juegos mentales no estimulan realmente el cerebro y que si lo hacen es a un nivel muy básico. La teoría –reforzada por investigaciones en Francia– se basa en que los ejercicios pueden ayudar a activar el cerebro en un primer momento, pero que a partir de ahí la simple repetición de los mismos sólo hace que mejoremos en su ejecución, no que nos volvamos más listos o tengamos mayor memoria. En el fondo, sería como si estuviesemos un mes jugando a un videojuego cualquiera. Evidentemente mejoraríamos con el paso de los días.
Por el contrario, hay quienes creen que estos ejercicios realmente ayudan a mantener nuestra mente en forma -aquí también cuentan con estudios para demostrarlo-. En este sentido, se apoyan en que un entrenamiento cerebral personalizado ayuda a combatir el deterioro cognitivo. Lo que no profundizan es en el tipo de ejercicio necesario para estimular el cerebro. Desde El País nos llega un artículo que puede arrojar algo de luz sólo con leer su titular: «El ‘brain training’ es igual de beneficioso que un crucigrama».
Entonces ¿a qué viene decir que puede mejorar nuestra capacidad de inversión? La pregunta nace de un artículo visto en Digg sobre los programas de entrenamiento mental de Luminosity, que en teoría mejorarían nuestras aptitudes matemáticas un 34% en apenas seis semanas. Teniendo en cuenta que la parte de hacer números es lo que más echa para atrás a muchos ahorradores a la hora de poner al día sus cuentas y, sobre todo, de invertir, no parece una mala idea empezar con estos juegos para estimular la mente antes de ‘entrar en materia’.
Pero dejando de lado experimentos de dudoso resultado, lo que realmente mejora la capacidad de inversión y de gestión financiera es la formación. Dicho de otra forma, leer y reforzarlo con cursos. En la actualidad existen innumerables fórmulas para acceder a una educación básica en materia de inversión y gestión financiero. Así, hay multitud de blogs como Aprender Bolsa que ofrecen información para principiantes en inversión bursátil y lo mismo puede decirse de blogs de analistas que de forma gratuita o previo pago ofrecen las bases para comenzar a operar en bolsa.
En Bolsa.com, la red social de inversores, cuentan incluso con un área destinada a formación con entrenadores personales que de forma gratuita ayudan a sus usuarios a mejorar sus prestaciones y a aprender a desenvolverse en los mercados.
Al final, cualquier opción será buena, brain training incluído, si sirve para activar nuestro cerebro y ponernos en ‘modo inversor’. Lo que debemos tener claro es que no existe ningún tipo de receta milagrosa para ser mejores inversores que no pase por estudiar mucho y, sobre todo, llevarnos algún que otro susto en los mercados, porque de los errores sí se aprende -o por lo menos así debería ser-.