Las constructoras suben en bolsa y el precio de los pisos baja y baja. Esto puede parecer en principio una paradoja, pero no es así, porque el negocio de las grandes constructoras, en contra de lo que pueda pensar una gran parte de la opinión pública,poco o nada tiene que ver, en general, con el ladrillo.
ACS, Acciona, Ferrovial, FCC, Sacyr y OHL son grupos de infraestructuras, dedicados fundamentalmente a la obra pública y a los servicios. De ahí que sean relativamente inmunes a la travesía por el desierto que todavía tiene por delante el negocio inmobiliario. Y, de ahí, que estén remontando el vuelo en bolsa, al margen del ladrillo.
Desde que estalló la crisis, estas empresas han sido fuertemente castigadas en el mercado. Primero, porque sus disparados endeudamientos pusieron en riesgo su viabilidad. Segundo, porque su principal cliente, el Ministerio de Fomento, ha sido el más perjudicado con el tijeretazo: 6.400 millones de euros menos. Y tercero, porque la agónica situación financiera de los Ayuntamientos pone en jaque otra gran parte de sus ingresos.
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