En esta economía nada es lo que parece ser

En las últimas semanas hemos entrado en una etapa donde “nada es lo que parece ser”. Tranquilos, no exigiremos un sobreesfuerzo de imaginación cinematográfica para leer este artículo ni, mucho menos, pasearemos por el campo de la metafísica.  Bastante han exprimido ya este género los guionistas de Hollywood para entrar  nosotros en un terreno donde poco queda por idear, máxime cuando hablamos de mercados financieros, esto es dinero y con éste ya se sabe,  bromas e ironía lo justo

La lectura e interpretación de la frase “nada es lo que parece ser “ resulta mucho más sencilla y evidente. Ausencia de novedades significativas tanto a nivel estatal como económico y empresarial, de forma que los últimos movimientos bursátiles han quedado en “nada”.

Lo que a finales de septiembre parecía el inicio de un movimiento bajista como reacción a la subida acontecida durante casi dos meses y más de 2000 puntos en Ibex 35, finalmente quedó en una mera bajada puntual. Así, sin mayor trascendencia, y con la misma rapidez que comenzaron los descensos, se agotaron. Primer movimiento “en falso”. La tendencia bajista disparaba con balas de fogueo y así poco deterioro podía causar a la fase alcista previa.

El segundo episodio ha tenido su momento de gloria la semana pasada cuando presenciamos un rápido, y aparentemente, fuerte rebote. Más de lo mismo, se agotó con la misma celeridad con la que arrancaba. De nuevo, lo que parecía la reanudación de las subidas de verano, ha vuelto a quedarse en nada.

En consecuencia, si no hay continuidad en las bajadas ni tampoco las subidas logran encadenarse hasta el punto de generar tendencia, estamos ante el denominado movimiento bursátil lateral. Mientras los precios sigan cotizando dentro de dicho rango  lateral no podremos esperar grandes movimientos. La ausencia de tendencia de fondo pondrá a prueba la paciencia y control de los inversores, principalmente para medir su capacidad de no ir detrás del precio.

Se trata de una actitud propia del inversor que actúa guiado no por su estrategia, si no por el miedo a perderse un movimiento alcista, comprando cuando prácticamente éste se ha agotado, o quedarse atrapado en uno bajista, vendiendo con pérdidas justo cuando las bajadas están a punto de finalizar.

La capacidad para ver un precio salir de su rango lateral depende de lo sorprendente que sean las novedades que se vayan produciendo, de forma que se necesita una buen dosis de factor sorpresa ( positiva o negativa ) para romper el equilibrio entre posiciones compradoras y vendedoras que se instalan en la zona lateral de cotizaciones.

El principal  candidato a protagonizar dicha sorpresa es, a priori, el gobierno español, del que se sigue esperando que avance en el proceso de solicitud de “rescate”, y donde la sorpresa iría asociada más bien a la fecha exacta que al hecho en sí de la solicitud.  Y, es que tanto hablar de la posibilidad de que sea solicitado, ha convertido la posibilidad en certeza a ojos de la mayoría, dando por hecho que se producirá, con el riesgo que conlleva asumir dicha hipótesis como cierta. Pero recuerden, “nada es lo que parece ser” últimamente ….

 

Miguel Pareja es Gestor Bolsa3 SV

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