Hipoteca, la decisión que marcará nuestro futuro

Existen muchas diferencias entre los países del primer mundo y los menos favorecidos; una es, sin duda, la de poder adquirir una casa con dinero prestado: la hipoteca. Pensad en que si hubierais nacido en otro sitio del mundo la única forma de tener vuestra casa propia sería construirla ladrillo a ladrillo.

Veamos en que tramos podemos dividir nuestra vida laboral:

  1. El primero en el que somos jóvenes e ingenuos (entre los 16 y los 25 años).
  2. El segundo tramo en el que comenzamos a trabajar en empleos medianamente cualificados y adquirimos responsabilidades (entre los 26 y los 50).
  3. Y el tercer tramo (50 en adelante) en que hoy en día o tenemos una especialización que nos destaque del resto o nos resulta muy duro conseguir trabajo.

Si nos paramos a pensar un momento, son muy pocos los años (uno 25 años) que tenemos para pedir una hipoteca. Algunos diréis: “yo no me preocupo y viviré de alquiler toda mi vida” pensamiento que en parte justifico pero no comparto.

¿Qué pasará cuando no tengamos la posibilidad de reunir los requisitos para ser un inquilino?

 

Para que nos concedan una hipoteca para comprar nuestra vivienda basta con cumplir con los criterios de riesgo en el momento de solicitar el préstamo hipotecario. En cambio, para ser arrendatario pasamos un examen, al menos, cada 5 años (al decidirse si se nos renueva o no el contrato de alquiler).

Si  tomamos la crucial decisión de solicitar una hipoteca para adquirir nuestro hogar, debemos de tener en cuenta los siguientes puntos:

La búsqueda de la propiedad: a todos nos gustaría lo mejor de lo mejor, un chalet cerca del centro o un piso de 200 metros en el casco antiguo de la ciudad. Pero hay que ser realista, no siempre lo que nos gusta es lo que nos conviene, en este sentido se debe valorar precio, localización, situación y todo al alcance de nuestras posibilidades.

 

Analizar la documentación de la propiedad: lo primero pedir al dueño una fotocopia de la escritura, pero aún más importante, pedir una nota registral en el Registro de la propiedad, en esta sabremos si el dueño es quien dice ser y si la propiedad esta libre de cargas. No olvidar, y más en estos tiempos de averiguar si esta pagada la comunidad, el agua, la luz, el gas y los correspondientes impuestos (el IBI- impuesto a los bienes inmuebles y el de RSU- residuos sólidos urbanos).

 

Solicitar nuestra hipoteca en varios bancos: recurrir a un comparador de hipotecas es una herramienta muy útil para evitar caminar y esperar en muchas sucursales. Las cuestiones fundamentales para pedir el dinero a través de la hipoteca son:

 

  1. La cantidad de dinero que pretendemos solicitar.
  2. El tipo de interés de la hipoteca que nos interesa.
  3. El plazo en el que lo podemos y queremos devolver.

En cuanto al tipo de interés tenéis que saber que no es una tasa fija para toda la vida, en realidad se fija por un año o por seis meses, y cada año se revisa en función de un referencial llamado Euribor.

El Euribor es el precio que le cuesta al banco comprar el dinero que nos prestará a nosotros (a otros bancos en el mercado interbancario), con lo cuál le sumará un poco más para que le sea rentable y la tasa a la que nosotros realmente pagaremos el crédito (nuestra hipoteca), se obtendrá sumando al Euribor un diferencial que actualmente oscila entre 0,75 y hasta un 3, actualmente.

El tipo de interés suele ser siempre negociable, en función de nuestra situación económica y personal y de los ahorros o garantías adicionales que aportemos y es donde debemos tal vez luchar más con el director de turno.

Finalmente si tenemos la suerte de ser agraciados (o condenados) con una hipoteca se producirá la firma. Hay 2 escrituras que nos leerá el notario y que a continuación firmaremos. Una escritura de compra venta, la que nos relaciona con el vendedor y que básicamente dice que yo le compro a otra persona una propiedad, las características de la propiedad y los datos registrales. La segunda es la escritura de la hipoteca propiamente dicha la que nos relaciona con el banco y en la que dice que el banco nos deja una cierta cantidad de dinero, a un cierto plazo, con una cierta tasa de interés y la forma de devolverlo.

 

La decisión de hipotecarse no debe tomarse a la ligera ni elegir el primer préstamo hipotecario que nos recomienda un amigo o el director de nuestro banco habitual. Hay que tomarse el tiempo y las molestias necesarias para aprender a elegir la mejor hipoteca al alcance de nuestras posibilidades.

Artículo de Luis Cabezas  de iAhorro.com

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