Una de las dudas que le asaltan al emprendedor es: ¿Dónde ubico mi negocio? Cuando el negocio es una infraestructura física (por ejemplo una tienda, o un almacén), la dependencia de ingresos y costes suele ir unida: si una tienda la ponemos en un barrio será más barata, pero si necesitamos que esté en una zona de paso no nos servirá de nada ponerla en el barrio y tendremos que pagar los precios de las zonas premium. Si un almacén lo ponemos en una zona alejada (y barata) tendremos costes de transporte, etc.
Pero con el desarrollo de las nuevas tecnologías, está surgiendo un ámbito en el que la generación de ingresos empieza a ser independiente del lugar en el que se realiza la actividad.
Así ocurre en prestación de servicios remotos, por ejemplo, como cuenta Lucas Cervera.
En estos casos, se puede realizar un “arbitraje geográfico”, trasladando el lugar de prestación de los servicios (y también la residencia familiar, por ejemplo) a un lugar de costes bajos mientras que la generación de ingresos se sigue manteniendo.
De esta forma, es posible alcanzar un mejor rendimiento económico de la actividad, unido a una mejor calidad de vida. Esto se puede realizar a nivel local (por ejemplo, vivir en un pueblo y generar ingresos a nivel de capital) o a nivel global (vivir en un país de costes bajos generando ingresos en países de alto poder adquisitivo).
No existen fórmulas mágicas para resolver este enigma, sin embargo ubicarlos cerca de los clientes suele ser un factor bastante determinante.
Para poder realizar eso, el emprendedor deberá identificar primero quienes son sus clientes, a qué público apunta, quienes comprarán su producto o harán uso de su servicio.
Si el local está ubicado cerca de los clientes, estos irán más cómodamente, adquirirán el servicio y volverán si realizar esfuerzos, porque la comodidad y la rapidez también juegan un rol importante en la vida moderna.
Pero, no debemos dejar de lado a la competencia, analizar por qué lograron su éxito, que es lo que ofrecen y por qué logra mantener sus clientes. Pero además, donde están ubicados y si esa ubicación cercana o lejana nos beneficiará.
Por el momento les dejamos una serie de preguntas para poder conocer a los clientes, aunque aquellos que tengan un mayor volumen de presupuesto les recomendamos contratar a un tercero que les realice la investigación de mercado:
¿Quién compraría mi producto o servicio? ¿Hombres, Mujeres o ambos? ¿Cuál es la edad de mis clientes? ¿Qué actividades realizan?
Imagen – Flickr