Los fondos cotizados pueden resultar atractivos para los inversores puesto que gozan de ciertas ventajas con respecto al resto de fondos de inversión y a otras alternativas de inversión. Algunas de las más destacadas son las siguientes:
Diversificación: los fondos de inversión cotizados ofrecen una gran diversificación para el inversor ya que, como su objetivo debe ser reproducir un índice bursátil, esto permite que con una sola participación se invierta en un amplio número de valores. Adquiriendo participaciones de un ETF se consigue el objetivo de replicabilidad automática de un índice en una única transacción.
Comisiones más bajas: las comisiones de gestión y de depósito que llevan implícitas los fondos cotizados cuyo objetivo es la réplica de un índice bursátil suelen ser más bajas que en el resto de los fondos de inversión. En términos medios los fondos cotizados cobran una comisión de gestión inferior al 0,5 por 100.
Dividendos: en el caso de los fondos de inversión cotizados los partícipes pueden recibir dividendos, una posibilidad que con carácter generalizado no tienen a su disposición los partícipes del resto de fondos de inversión.
Flexibilidad: los fondos cotizados son más flexibles que el resto de los fondos de inversión, desde el punto de vista de que son más líquidos, puesto que se puede operar con ellos varias veces durante toda la sesión bursátil. Otras ventajas que presentan los fondos cotizados frente al resto de fondos son sus propias características ya comentadas en el epígrafe anterior, tales como: transparencia y accesibilidad.