El viernes me tocaba. Tocaba ir a la oficina del desempleo para renovar la demanda y solicitar la prestación, después de la reposición de 180 días por provenir de un ERE.
Aunque la cita la tenía a primera hora, se demoró mi turno casi una hora. En ese tiempo, mientras estaba en la zona de espera había desempleados de todo tipo y condición haciéndome compañía. A la vista, el drama de las colas del desempleo. Padre e hijo que iban a renovar documentación, ambos parados. Matrimonios, parados. Hermanos que allí coincidían, también parados. Ex-compañeros de trabajo que allí se daban cita. Otros, más jóvenes, explicaban a los conocidos ¿cómo fue lo suyo?… la sensación era de estar en el bar del pueblo, de tertulia obligada.
Desde aquél día no dejo de pensar en nuestra clase política. Recuerdo que hacia el año de 1.977 hubo una gran manifestación porque España llegaba al millón de parados… aún recuerdo la gran pancarta que dirigía la manifestación. Como era de esperar, aquella manifestación acabó a “palos” con los “grises” y encerrados en una iglesia junto al Guadalmedina. Estos años setenta, preludio de la democracia, eran tiempos de reivindicaciones de todo tipo después de la dictadura. Muchos de nuestros políticos, allí se formaron, en el ambiente de la dictadura y prolegómenos de la democracia.
Resulta paradójico que después de las primeras elecciones generales, ni PP ni PSOE dieran una solución efectiva a este drama. Tampoco la dieron los sindicatos, ni las organizaciones empresariales por la parte que les correspondía. Uno, con la distancia que ya da el tiempo transcurrido, piensa ¿Qué hicieron? ¿Qué era más importante que promover empleo duradero?
Hoy, desde distintos ámbitos, se exige ya al PP… que no está creando empleo, ni haciendo nada para crearlo. Y es que el empleo no se crea de la nada, no se crea con leyes, el empleo se crea promoviendo actividad. El empleo no se crea gastando dinero inútilmente desde la Administración Pública, eso es pan para hoy y hambre para mañana, y a la vista lo tenemos. Algunos piensan que es mejor pagar impuestos, drenar liquidez de las manos de los ciudadanos, para que el Estado cree trabajo público innecesario o proceda a redistribuir entre sus “influyentes”. Yo no pienso así. El empleo lo crean las empresas, y es productivo porque en ello les va la vida. Para que las empresas puedan crear empleo es necesario un marco estable de relación, ajustada a la realidad de la explotación de los negocios, y expectativas de futuro. Parte de las expectativas provienen del consumo que realizan los contribuyentes, y si la opción de los gobernantes es drenar liquidez a los ciudadanos para sufragar una Administración improductiva, jamás habrá expectativas de crecimiento. El dinero, antes que en manos de la Administración, mejor está en manos de los contribuyentes.
Cuando piensas que hay ya casi seis millones de desempleados, vuelves a la misma pregunta ¿qué hicieron nuestros políticos desde el ’75? ¿Qué marco de relaciones laborales propusieron que han sido totalmente infructuosas? ¿Qué política industrial diseñaron a largo plazo? Crear empleo será tarea de titanes. No hay política industrial, ni nada que se le parezca, sólo nuestro “sol y playa” que va como una moto, y eso sí, muchos sectores protegidos, subvencionados, aletargados, viviendo de lo público y saliéndose del mercado competitivo. Así, pueden pasar 20 años, y seguiremos igual o peor.
Con las expectativas actuales, crear puestos de trabajo será muy difícil. Muchos dicen que es problema de formación de la fuerza laboral. Yo digo que si fuese ese el problema estarían llegando trabajadores mejor formados desde otras latitudes, y la mayor parte de los que llegaron no tenían ese perfil. Y es que algunos piensan (nuestra bien avenida Fundación Tripartita para la Formación en el Empleo) que hacer por ej. un Curso Online de Inglés ¡es formación! … eso es un robo, no sirve para nada. Si de algo sirve es para que los “tripartitos” nutran sus presupuestos. Es dinero al “cubo de la basura”.
Centrémonos. Crear empleo, de verdad, lo crean las empresas. Si no aumenta la demanda de productos o servicios – en el interior o para exportación-, no va a aumentar la demanda de trabajadores para incorporarse a las empresas. El coste salarial es uno de los factores relevantes del coste de un producto, así que o aumenta la productividad (desde todos los costes) para disminuir el coste de cada unidad producida o todo el ajuste recaerá en el coste del factor trabajo. A igualdad de demanda de producto, de cifra de ventas, el coste de su masa salarial no debe aumentar (y en el coste también se incluyen los impuestos que gravan el trabajo, como la seguridad social). Si alguien piensa que las empresas y los empresarios disfrutan despidiendo trabajadores están muy equivocados, pues saben que con ello propician un descenso de consumo que finalmente les afecta. Es sólo la supervivencia de la empresa en última instancia la que les induce a tomar decisiones drásticas, a despedir trabajadores.
Con el transcurso de los años, desde finales de los ’70, los partidos políticos y sus dirigentes han promovido un conjunto de “entidades” para gestionar lo público que hoy son impagables. Muchos pensamos que para qué sirve el Senado, para qué las Diputaciones Provinciales cuando existen las Comunidades Autónomas, las Gerencias de Urbanismo independientes cuando antes eran departamentos municipales, etc… y la lista es larga. Dicen que el Gobierno está auditando la Administración para conocer las duplicidades y actuar. Esto me huele a mofa. Si esto ocurriese en una empresa con delegaciones en cada provincia y su central dijera que iba a analizar duplicidades… Esto parece de cuento. Pero no es así, o si no que nos digan mañana cuántos empleados públicos hay por departamento, sección, comunidad, empresa pública, ayuntamiento, diputación, etc… para el cierre del mes. Posiblemente haya que esperar un tiempo.
Pues todo este gasto improductivo de funcionamiento, esa “grasa” que algunos evalúan en un 6% superior a la de nuestros vecinos de la Zona EU, es la que hay que cortar de un tajo. Mientras el Gobierno no actúe sobre esa “grasa” – pues afecta a todos los partidos políticos en ejercicio por ser muy clientelar – nadie se va a creer que se está trabajando en la estabilidad presupuestaria. Y es que esa “grasa” sería bálsamo de Fierabrás en manos de los ciudadanos, promovería actividad y de ahí nacería el empleo.
A los políticos hay que ponerlos en su sitio. Tienen que trabajar en dar soluciones a este drama del desempleo, tiene que trabajar pensando en el futuro de nuestras pensiones (pirámide invertida de población) y las necesidades de prestación de una población que envejece, tienen que trabajar en alcanzar la estabilidad presupuestaria y aligerar la Deuda, tienen … que trabajar para el bienestar de sus ciudadanos y no en los de la supervivencia de sus correligionarios o de su “casta”, tienen…
Perdonad, pero hoy tocaba…
Francisco Fernández Reguero.
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