Si el objetivo es ahorrar la cuestion seria como aprovechar al maximo las oportunidades de ahorro, ya sea de un 50% de descuento en una caja de fósforos o un 1% en el precio de un departamento. Usted que prefiere? esa es la pregunta…
Entonces podemos afirmar que dentro de los porcentajes existe una especie de “espejismo” y vamos a citar un simple ejemplo: tenemos la oportunidad de ahorrar 200 euros en nuestra próxima compra y, para lograrlo, recorremos diferentes negocios para encontrar los precios más convenientes. Eso sí, será mucho más probable que esta oportunidad de ahorro sea aprovechada si nuestro objetivo es comprar un televisor de 1.000 euros, que si se trata de un automóvil de 40.000 euros ¿Por qué?
En el primer caso, la diferencia de precios percibida es de 20% (200 € sobre 1.000 €), mientras que en el segundo caso es de “solamente” del 0,5% (200 € sobre 40.000 €). Como puede observarse, en ambas situaciones el “ahorro de bolsillo” es exactamente el mismo: 200 euros. La lógica nos dice que se debería reaccionar de igual manera (buscando el ahorro o ignorando la oportunidad) en ambos casos. Sin embargo, en la práctica, existe un universo mayor de personas que busca el ahorro en la primera situación y no en la segunda.
¿Cómo explicamos esto? ya que por mas que en la segunda situacion se este ahorrando menos en valores porcentuales, en valores de dinero es mucha mas plata, esto sucede porque las diferencias de precios porcentuales son priorizadas en el momento de analizar las alternativas de compra, aún cuando el efecto sobre el presupuesto del consumidor indicaría que el valor relevante es simplemente la diferencia en dinero: 200 euros siguen siendo 200 euros descontados del precio de un televisor, de un coche, o de un yate de lujo.
Un consejo para cuidar el bolsillo: comparar siempre los ahorros en valores absolutos, que es el dinero que efectivamente impacta en nuestro bolsillo. Olvídese de los porcentajes, que sólo son una ayuda para interpretar diferencias y proporciones.