Hemos cerrado Noviembre, y lo ha hecho dejando para la historia bursátil un movimiento con estructura de “V”. Es decir, durante la primera parte del mes asistimos a una clara secuencia de descensos en las cotizaciones que supusieron un tramo bajista desde entornos de 8000 hasta 7500 puntos. De nuevo, los temores sobre un posible estrangulamiento de las cuentas griegas, la reanudación del debate sobre la necesidad de rescate por parte de España o la propia incertidumbre del resultado electoral en EEUU ponían a prueba la confianza inversora. Eso sí, cesiones puntuales y poco más. “tambores de guerra” fue el titular del artículo que utilizamos en esta misma tribuna hace dos semanas para describir este “amago” bajista.
Casi con la misma facilidad con que se produjeron los descensos comenzó el rebote. Poco a poco y no sin ciertas dudas dicho rebote ha vuelto a situar la cotización del índice de referencia de la bolsa española, Ibex 35, en niveles similares a los que teníamos al inicio del mes. Es decir, uniendo tramo de bajada y posterior tramo alcista tenemos formada una perfecta “V” que refleja a la perfección el movimiento de ida y vuelta desarrollado.
Entramos, por tanto, en el último mes del año, sin que los factores generadores de incertidumbre hayan cambiado sustancialmente. De hecho, más en menos aletargados, pero siguen y seguirán ahí. Grecia, y en general evolución de economías periféricas de Europa, junto al grado de deterioro de las hasta ahora economías más fuertes (Francia y Alemania) serán por el lado europeo los aspectos macro que puedan favorecer o limitar nuevos ascensos en la fase de recuperación que iniciaron las bolsas europeas el pasado verano. Desde EEUU el asunto del “abismo fiscal” dará que hablar hasta que haya un acuerdo final entre republicanos y demócratas, contribuyendo a que la volatilidad pueda en cualquier momento repuntar y poner en jaque las opciones de presenciar un final de año alcista.
No, no he olvidado el recurrente tema sobre el rescate a la economía española. Por supuesto que seguiremos oyendo y leyendo entre quienes lo ven apropiado y quienes apuestan por dilatar en el tiempo o incluso evitar su petición. Eso sí, su capacidad de impacto en los mercados cada vez es menor, hasta el punto que se da por descontado que tarde o temprano llegará, siendo la única duda la fecha en que finalmente se active su proceso.
Ojalá dentro de cuatro semanas podamos resumir el comportamiento de Diciembre como un mes de continuidad en la fase de recuperación iniciada el pasado mes de julio. Sería una estupenda forma de finalizar el año, sin duda con buen sabor de boca de cara a un 2013 que se presume “complicado” en muchos terrenos.