«Se ha detectado una mala práctica importante en la comercialización de participaciones preferentes en España». Lo que es una convicción generalizada entre los pequeños inversores españoles, ahora lo ha reconocido Julio Segura, el presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores; el organismo encargado de velar por las buenas por los intereses de los inversores. Por Pilar Blázquez, en Santander.
«Es normal que haya un mal sabor de boca generalizado porque hay mucha evidencia de que ha habido una práctica importante de mala comercialización», sostuvo Segura en relación a este producto de carácter perpetuo, híbrido entre renta fija y variable cuya remuneración depende de la existencia de beneficios y de determinados niveles de solvencia.
Esta conclusión deriva de que la CNMV ya ha abierto expediente a siete de las 18 entidades que comercializaron estos productos, y que, según explicó su presidente, supone que tienen el foco sobre el 50% del actual saldo vivo de preferentes en España. Eso sí, habrá que esperar al menos un año hasta conocer los destinatarios de esos expedientes y sólo se llegarán a saber en caso de que se les imponga una sanción grave.
La culpa es de la legislación
El presidente de la CNMV recalcó que «no se puede prohibir que se coloquen instrumentos financieros complejos a inversores no especializados», dado que lo permite la legislación europea, y que el organismo se centra en vigilar que se cumple la ley en cuanto a la venta de productos financieros.
«A usted le puede parecer un disparate, pero en la CNMV nos pagan por que se cumpla la legislación vigente, no por interpretar lo que nos gusta y lo que no», respondió a una pregunta formulada en la clausura del seminario de la UIMP sobre el futuro del euro organizado por la APIE y el BBVA. «No sé quién tendrá la culpa, pero en la CNMV no somos más que supervisores, no reguladores», insistió.
La CNMV asegura haber envidado hasta quince propuestas de cambios legislativos para productos financieros complejos como las participaciones preferentes tanto a este Gobierno como al anterior, sin que haya arrancado ninguna iniciativa en este sentido.
Mientras Segura daba su discurso un grupo de afectados por las preferentes, que tienen algo más que mal sabor de boca, se concentraba en las puertas del Palacio de Magdalena para reclamar justicia ante lo que consideran «un fraude» que debe ser resarcido.
La verdad es que la mejor receta es desconfiar de los fondos de inversión que aseguren una rentabilidad muy alta y no meterse en aquello que uno no conoce. Sin embargo, también es cierto que las entidades que comercializan estos productos deberían ser responsables de explicar al detalle las claúsulas de los mismos.