Se suele hablar de los mercados internacionales como si fueran entes etéreos que no existen en realidad, aunque nos sometamos ante ellos, y que se dedican a dictaminar el devenir de la economía política del mundo más avanzado, y también del menos, sin que nadie sepa o pueda responsabilizarles de sus atropellos.
Pues bien, esta misma semana hemos tenido un ejemplo gráfico de que los mercados internacionales son más físicos de lo que pensamos, y se disfrazan de agencias de calificación y consultoras internacionales, estilo Goldman Sachs, que ganan miles de millones de dólares con sus informes, sin que nadie les ponga freno.
Hace un mes, Goldman Sachs predijo que el precio del petróleo caería en los próximos años, bajo la argumentación de una burbuja especulativa que había inflado el precio del crudo en exceso y que estallaría en cualquier momento. ¿Qué sucedió? Una auténtica marabunta de oferta de posiciones en sectores relacionados con el petróleo, ante el inminente descenso de su precio.
Esta semana, justo un mes después, donde dijo digo, dice diego, y Goldman Sachs habla ahora de un incremento de los precios del petróleo para los próximos años, ante la creciente demanda de crudo que acabará con las reservas de la OPEP, y determinará un precio más elevado, concretamente 120 dólares para este año y 140 dólares para el 2012 (siempre hablando del barril de Brent). ¿Qué está sucediendo? Qué todo el mundo quiere comprar posiciones en sectores relacionados con el petróleo, ante el inminente incremento de su precio.
¿Alguien ve la triquiñuela?
Exacto, Goldman Sachs vaticina una ventajosa bajada de precios de un sector, todo el mundo vende, y al mes se desdice, y prevé una más que ventajosa subida de precios en ese mismo sector, por tanto, todo el mundo compra. ¿Y quién hace negocio? Pues como siempre, el que compró cuando todo el mundo vendía, y vende ahora que todo el mundo compra.
Imagen – infiniteunknown