Los bancos rescatados con dinero público ‘hacen su agosto’ en los paraísos fiscales

Hace unos días, un compañero de trabajo (que nada tiene que ver con la información financiera) insistía en que es «imposible dejar caer a los bancos porque sería catastrófico para todos«.  Escuchándole me quedé pensando en la fuerza con la que ha calado ese argumento entre la población. Desde que en septiembre de 2008, la quiebra de Lehman Brothers se erigiera como el hito que desató el huracán de la crisis financiera, el argumento de que no se puede dejar caer a los bancos se ha repetido con la misma sutileza, pero a la vez intensidad, con la que cala el chirimiri vasco. Hasta tal punto que ahora parece una inamovible ley de la naturaleza y todos nos encontramos empapados hasta los huesos con él.

Lo más sorprendente, y por tanto sospechoso, es que este argumento lo han esgrimido con más intensidad precisamente aquellos que tanto enarbolaron en su tiempo los beneficios del liberalismo más puro. Aquellos para quienes cualquier directriz que procediera del Estado era una aberración.  Cierto, es lícito que la gente cambie de opinión, pero lo que nunca cambia de opinión es el dinero y eso me hace preguntarme, (perdonen que sea mal pensada) ¿por qué tanta pasión por papá Estado de repente?

La respuesta es fácil: para ganar dinero, y lo que es peor haciéndolo con la misma falta de ética con la que se construyeron los imperios financieros de pies de barro sobre las hipotecas subprime. Nada de borrón y cuenta nueva. Nada de utilizar el dinero público para salir del bache y volver a hacer las cosas bien.

El último informe publicado por la ONG Tax Justice Network lo deja meridianamente claro. Según los datos recopilados por esta organización, el Top Ten de los bancos con más activos gestionados en paraísos fiscales, lo conforman nueve que han sido rescatados con dinero público por sus respectivos Gobiernos.

 

Según este informe, que está dirigido por Henry James, ex economista jefe de la consultora McKinsey y experto en Paraísos Fiscales, desde antes del comienzo  de la crisis hasta finales de 2010 (última recogida de datos) el volumen de activos gestionados por los 50 principales bancos del mundo se incrementó casi un 100%, al pasar de los 7,5 billones (trillones americanos) de dólares en 2005, hasta 12, 2 billones en 2010.  Además de este fuerte incremento de activos gestionados en paraísos fiscales, el informe destaca la gran concentración del negocio en un selecto grupo de bancos.  El Top Ten de la banca en paraísos fiscales gestiona 6,3 billones de  activos, más de la mitad de todos las inversiones en este tipo de áreas de relajada fiscalidad.

Casualmente, o no, entre ese Top Ten de los gestores de activos en paraísos fiscales sólo uno, el banco suizo Pictect, no tuvo que recibir inyección de dinero público para esquivar la quiebra tras la crisis de las hipotecas subprime. El resto, entre los que están el poderoso Goldman Sachs, UBS o JPMorgan, estuvieron implicados hasta las cejas en el problema que ha originado esta crisis  y sólo consiguieron superar el problema gracias a las ingentes inyecciones de capital por parte de las autoridades públicas.  Algunos de los Estados que acudieron a esos rescates están teniendo ahora problemas para cuadrar sus propias finanzas.

Mientras, los bancos a los que asistieron hacen su agosto ofreciendo sus servicios para que las grandes fortunas internacionales esquiven con éxito a sus respectivas autoridades fiscales nada menos que entre 17 y 21 billones (de los españoles) de dólares. Es decir casi el PIB de EEUU y Japón juntos.  «La gente de la calle no es consciente de lo injusta que es realmente la situación actual», asegura John Christensen, de la Red de Justicia Tributaria.

Efectivamente, mientras la mayoría de la población está siendo ‘concienciada’ para aceptar políticas de austeridad en favor del bien social, la insolidaridad fiscal de un selectísimo grupo de multimillonarios agrava aún más el problema.

Además, de este trato de favor sólo se beneficia un grupo de privilegiados. Según los datos de Tax Justice Network, unos 10 millones de personas tienen activos en paraísos fiscales, pero sólo 92.000 (el 0,001% de la población mundial) es propietaria de más de mitad del total de activos.

En un ejercicio de ingeniería fiscal, James asume que si esos fondos generaran una media de rendimientos del 3% anual, y lo estados pudieran gravar ese dinero con un 30% de impuestos, la recaudación podría ascender hasta los 189.000 millones de dólares al año; una cantidad muy similar a la que el mundo occidental gasta en ayuda al tercer mundo.

El informe de Tax Justice Network especifica que ha utilizado datos del Banco Internacional de Basilea, el Fondo Monetario Internacional además de otras fuentes privadas. El resultado es un caldo de cultivo para alimentar aún más la indignación que ha llevado a los españoles a tomar las calles, aunque el documento fue elaborado para publicación en exclusiva del rotativo británico The Observer. Además, el estudio específica que sólo recoge datos de los activos gestionados por la gran banca de inversión, es decir que aquí no están incluidas otras propiedades como yates, obras de arte o propiedades inmobiliarias.

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