El Parlamento Europeo tendrá que debatir el proyecto de presupuesto plurianual para 2014-2020, en un panorama cargado de tensiones y presiones por parte de las distintas instituciones europeas claves para su aprobación, y que sin duda, tendrá una repercusión en nuestro país, y en el peor de los casos, más recortes.
Al igual que pasa con la aprobación de los presupuestos de cada estado miembro, básicamente el foco de todas las tensiones se centra entre los retractores de la tijeras presupuestarias, especialmente en políticas como las de crecimiento y empleo y entre los que abogan por la austeridad para sanear las cuentas europeas.
Este es un ejemplo más de la dicotomía presupuestaria a la que estamos asistiendo en estos momentos de crisis, y que también encontramos en los presupuestos de España, pues los eurodiputados, representantes de los ciudadanos europeos, tendrán que pronunciarse sobre una propuesta del Consejo Europeo, institución que representa a los Estados Miembros, que aboga por reducir en 80.0000 millones de euros la propuesta inicial de la Comisión Europea. En este sentido, y como era de esperar, Alemania y Reino Unido amenazan con bloquear su aprobación si no se llevan a cabo los citados recortes.
¿Qué supone este recorte presupuestario europeo para España?
El presupuesto de la Unión es anual, pero se basa en un documento plurianual que es el marco financiero y que va a marcar lo que será la política presupuestaria de Europa para los próximos siete años (2014-2020). Ese marco fija el límite máximo anual del total del gasto en el que la Unión puede incurrir, y ante un panorama de rescates, reducción de ingresos y limitado crecimiento, hay partidas que sufrirán un importante tijeretazo.
En concreto, los capítulos más afectados son agricultura, con un recorte de 25.000 millones de euros, y la política de cohesión, que es la que busca reducir las desigualdades entre las distintas regiones y estados de la Unión, con un recorte de 29.500 millones de euros. De ahí, que nuestro país considere inaceptable la propuesta, por ser posiblemente uno de los más perjudicados por estos recortes.
En particular, esta reducción para España podría suponer la pérdida de unos 20.000 millones de euros en partidas claves. En primer lugar la agricultura, en la que nuestro país pierde importancia relativa año a año, a pesar de ser el segundo país de la UE por detrás de Francia, en superficie cultivada. Y en segundo lugar, en la cohesión, por la que España recibe, aunque de manera transitoria, y hasta diciembre de 2013, cerca de 3.500 millones del fondo de cohesión.
De esta manera, este recorte presupuestario afectará a las Comunidades Autónomas que en la actualidad reciben del fondo de cohesión de manera transitoria, especialmente, Galicia, Castilla-La Mancha, Andalucía, Murcia y Extremadura.
Si bien es temprano para aventurar, todo hace pensar que finalmente se aprobarán unos presupuestos en los que el consenso entre el Parlamento y el Consejo Europeo será difícil de lograr, y en los que finalmente, dichos recortes se producirán, pues son Alemania y Reino Unido, países que dan más a la UE de lo que reciben, los que inclinaran la decisión final.
De lo que no hay duda, es que acostumbrados a recortes nacionales, no nos sorprendan recortes a nivel europeo, el problema es cómo los asumiremos y en qué se materializarán los mismos en nuestro país.