Los depósitos en otras divisas son un producto financiero relativamente frecuente que en los últimos años han crecido de manera exponencial, aunque, no siempre con un buen resultado. Vamos a conocer más de esta opción, su potencial y las ventajas e inconvenientes que presenta.
Empezaremos por el principio, qué son y cómo funcionan los depósitos en divisas
¿Qué son los depósitos en divisas?
Los depósitos en divisas son productos bancarios (o no bancarios) de ahorro. En general se trata de imposiciones a plazo fijo en las que el ahorrador deposita una cantidad determinada de dinero durante un periodo de tiempo pactado de antemano a cambio de una remuneración también pactada de antemano.
Generalmente estos productos se ejecutan sobre la propia divisa del país, pero, en algunos casos, se pueden ejecutar sobre otras divisas. Lo más habitual en este caso es hacerlo sobre el dólar estadounidense y el euro, y con carácter más exótico podría ser sobre el yen japonés u otras monedas fiduciarias menos comunes.
En general el funcionamiento de estos depósitos en divisas es idéntico al de cualquier tipo de depósito, aunque con algunas variables y riesgos añadidos que vamos a analizar a continuación.
Características de los depósitos en divisas
Lógicamente la principal característica de los depósitos en divisas es su capacidad de gestionarse en una moneda diferente a la propia divisa del país. Esto aporta un valor (y un riesgo) añadido al producto: el movimiento de valor cambiario del activo.
Es muy fácil entender esta situación: si contratamos un depósito en euros y lo hacemos desde otra moneda, la relación entre esta moneda y los euros no es estable, es decir, el mercado de divisas se mueve de manera constante y los valores[…]Leer noticia completa en la fuente original