El término dumping suele utilizarse más en el ámbito empresarial que en el de los impuestos, aunque también existen dumping fiscal entre países y comunidades autónomas.
Este tipo de prácticas de dumping simplemente buscan atraer a empresas y contribuyentes bajando los precios en el caso de las empresas y los impuestos en el caso de los países.
¿Qué es el dumping fiscal?
El dumping fiscal consiste en reducir los impuestos por debajo de los niveles habituales o de la media del país y, además, hacerlo normalmente de forma agresiva, aunque bajar los impuestos no tiene por qué ser siempre dumping fiscal. La clave está en qué impuestos se reduzcan y cómo.
El objetivo del dumping fiscal es conseguir una venta competitiva frente a la competencia, que en este caso serán otros países u otras comunidades autónomas, en el caso de España. Es decir, no se rebajan los impuestos para fomentar un tipo de actividad determinada o la inversión, simplemente se bajan para atraer empresas y contribuyentes.
Es como cuando una empresa reduce los precios por debajo del coste de producción para hundir a la competencia, en lo que se considera una práctica desleal.
¿Bajar los impuestos es hacer dumping?
Bajar los impuestos puede ser dumping fiscal, pero no necesariamente lo es. Será dumping cuando los impuestos se reduzcan artificialmente o se establezcan exenciones y ventajas fiscales que no supongan ningún beneficio para el sistema.
En otras palabras, cuando solo se hace para que las empresas radiquen su sede en tu comunidad o tu país. El mayor peligro del dumping fiscal es el empobrecimiento general del sistema, ya que obligas a otras comunidades y países a bajarlos también.