Rapidez en crédito, cómo conseguirla en tiempos del COVID-19

La pandemia del nuevo coronavirus Sars Cov2 ha asestado un duro golpe para la actividad económica. Las previsiones de los principales organismos financieros son pesimistas, y entidades como el Banco de España prevén caídas del Producto Interior Bruto que en nuestro país van a estar entre el 9 y el 12%. En un rango similar se mueven las previsiones de la Comisión Europea.

Gran parte de los negocios y los comercios han estado paralizados durante más de dos meses. Ahora, cuando poco a poco vamos saliendo del confinamiento, muchos van a necesitar liquidez para poder sobrevivir a esta situación. Lo mismo va a ocurrir con muchas economías familiares, muchas de las cuales se han visto sometidas a un notable recorte de ingresos.

Por eso, ahora más que nunca va a ser necesario optimizar y adaptar la gestión financiera, y disponer de las herramientas adecuadas que permitan, por un lado, controlar con facilidad y sencillez nuestras finanzas (y ahorrar así tiempo y dinero) y por otro, acceder al crédito. Esto se puede conseguir, por ejemplo, pidiendo tarjetas de crédito online o créditos rápidos, entre otras cosas.

Tarjetas de crédito online: una tarjeta sin papeleo para las compras online

Las tarjetas de crédito online tienen la gran ventaja de que permiten evitar la burocracia y el papeleo, muchas veces engorroso, que exige la banca tradicional para emitir una tarjeta de crédito o débito «tradicional». Se trata de un instrumento financiero que permite pagar o hacer compras a través de internet, además de en los comercios físicos, sin necesidad de disponer de dinero en efectivo.

Cada tarjeta tiene incorporados varios distintivos únicos (una banda magnética, un microchip y un número personalizado asociado a la cuenta bancaria), por lo que son imposibles de clonar. Su gran ventaja es que, dependiendo de la entidad bancaria, podrán solicitarse por internet de forma rápida y segura, sin necesidad de pasar por todos los trámites habituales en la banca tradicional. Además, muchas veces vienen con servicios extra, según el tipo de tarjeta y el contexto para el que esté pensada (desde bonificaciones en comercios, hasta servicio de conserjería online, acceso a salas VIP de aeropuertos, etc.)

Su flexibilidad de uso y la facilidad para obtenerla la convierte en un instrumento muy interesante, tanto para particulares, como para autónomos, pymes o grandes empresas.

Además de algunos bancos tradicionales, este tipo de tarjetas las ofrecen los llamados neobancos, una categoría de instituciones financieras que ofrecen servicios únicamente de forma 100% digital. Su funcionamiento se basa en una aplicación web o móvil, que suele estar muy bien desarrollada, resultando ser rápida e intuitiva. Estas aplicaciones envían notificaciones a los clientes en tiempo real cuando se efectúa cualquier operación y permiten realizar todo tipo de trámites bancarios sin necesidad de papeleo. Su funcionamiento exclusivamente digital les permite también ofrecer sus servicios de forma transparente, sin comisiones ocultas, y con bajos tipos de interés.

Créditos rápidos, hasta 5000 euros

Otra opción es optar por el llamado crédito rápido. Normalmente las entidades financieras clásicas se ocupaban de hacer fluir el crédito hacia la economía productiva. Sin embargo, igual que comentábamos al respecto de las tarjetas de crédito, el funcionamiento burocrático de las instituciones financieras tradicionales les hace perder flexibilidad y rapidez, algo esencial en un contexto como el actual. En estas circunstancias, una pyme puede necesitar de un crédito urgentemente para no verse arrastrada al cierre.

Por eso, los créditos rápidos pueden convertirse en una herramienta muy útil para que las pymes superen dificultades transitorias de liquidez durante la actual fase de la pandemia. Según el Banco de España, son aquellos que reducen «al mínimo los trámites y gestiones necesarios para su concesión, es decir, por la rapidez con que el interesado recibe contestación a su solicitud». Suelen ser flexibles, de modo que permiten la amortización en cuotas y plazos que elige el cliente, y por una cuantía que no supera los 5000 euros.

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