Las noticias diarias suelen despertar nuestra curiosidad pero muchas de ellas nos hacen sentir pena, y más que nada cuando hablamos de la falta de alimentos, el aumento de sus precios y la imposibilidad de las personas de acceder a «una comida» por su costo… Algo terriblemente grave que es tanto inaceptable como indignante: así fue como me sentí cuando leí sobre que el presidente del Banco Mundial (BM), Robert Zoellick, alertó de que 44 millones de personas han caído en la pobreza desde junio de 2010 a consecuencia del incremento del 36% en los precios de los alimentos.
Somos muy buenos para mostrar estadísticas y números viles pero nunca somos tan buenos como para ayudar a prevenir este tipo de cosas… ¿Habrá tenido razón Thomas Malthus?
Para quienes no lo conozcan, Malthus ha sido un antiguo clérigo anglicano que dedicó parte de su vida al estudio demográfico y político económico, donde determinó que el crecimiento aritmético de los alimentos no alcanzaría a cubrir al geométrico aumento de la población, y los precios se dispararían en cada plato que comamos. Para salvar esta situación, él suponía que tanto los desastres naturales, como las pestes y hasta las guerras eran los reguladores de la población en su cantidad creciente, y que así se mantendría la paridad «Alimentos/Humanos» estable. Bien no contaba con el avance tecnológico posterior que refutó su teoría, no es nada distinto a lo que está sucediendo ahora, cuando la tecnología e información está disponible para casi todo el mundo.
Pero bien, volviendo al tema importante realmente es que el Banco Mundial destacó en su informe Monitor de precios de alimentos que el encarecimiento de los alimentos se debe a un alza en los combustibles por los problemas en Oriente Próximo y el norte de África.
En base a los datos, el petróleo creció un 21% en el primer trimestre lo que lleva a hacer que el precio de los alimentos sea la mayor amenaza para los pobres. Siempre recaerá sobre los pobres, claro está… El maíz, con una subida del 74%, lidera el encarecimiento de los productos de primera necesidad, seguido por el trigo (69%), la soja (36%) y el azúcar (21%).
Como si esto fuese poco, si hacemos una proyección pensando que pueda haber una subida adicional del 10% en los precios globales, se sumarían unas 10 millones de personas en la pobreza extrema (menos de 1,25 dólares diarios).
Y esta es una rueda de nunca acabar, porque los que caen en la pobreza seguirán luchando por conseguir algo, es decir que se acentuarán las revueltas sociales y en consecuencia la inestabilidad copará el mercado nuevamente tirando los IPC Blog hacia arriba, donde se incluirá más gente en la pobreza y aumentará la de los ya pobres… «Hasta que alguno apague la luz» como bien se dice en mi país, esto no tendrá vuelta atrás. Es decir, sin intervención más que para dar números estadísticos, no llegaremos a nada.
Pero tampoco se hará mucho, porque esto «conviene». Sí, conviene a los de siempre, a los que manejan el cotarro… Y no para los actualmente 1,200 millones de personas en el mundo viviendo en pobreza.
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