¿Y si hubiésemos dejado caer a nuestros bancos?

El Eurogrupo se reunió ayer, y por primera vez en mucho tiempo, España no estuvo en el orden del día, desde que se aprobará el rescate a nuestros bancos a cargo del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE). Una vez obtenido el sí, lo lógico aquí sería preguntarse qué hubiera pasado si la respuesta hubiera sido no, o si no lo hubiésemos solicitado dejando por tanto, caer a nuestros bancos. Más que nada para conocer las dos caras de la moneda, que las consecuencias del rescate y la evolución de la economía tras el mismo, ya las conocemos.

En opinión de muchos expertos, si se hubiesen dejado caer las cajas de ahorro y los bancos insolventes y con problemas desde el principio, no hubiese sucedido nada. Algo de pánico sí, pero con un proceso transparente, información a los ciudadanos y saber hacer, se hubieran podido encauzar esos efectos colaterales causando el menor perjuicio posible. En el peor de los casos, recesión, pero esto es lo que también ha sucedido rescatándolos finalmente.

¿Está justificado el rescate?

Al dejar caer a los bancos, obviamente el Estado hubiera tenido que asumir las pérdidas de los ciudadanos cuyos ahorros estaban depositados en esos bancos, pero seguramente, la cantidad hubiera sido inferior, los recortes menores y la sensación de justicia e igualdad mucho mayor, sería como dejar caer una de las miles de empresas que quiebran todos los años en nuestro país desde que estallará la crisis.

Las entidades bancarias han necesitado más de 40 millones de euros,  pero al mismo tiempo cortan el crédito tanto a ciudadanos, como a empresas privadas que agonizan ante la imposibilidad de acceder a esa financiación que necesitan tan urgentemente para salir del atolladero en el que se encuentran.

De esta manera, cae nuestro Estado del Bienestar ante el imperativo de recortes en sectores básicos como sanidad y educación, y cae más todavía nuestra economía, congelando salarios, asfixiando vía impuestos, pero eso sí, que nuestro sistema financiero no caiga con ellos. ¿Por qué?

Frente al sentido común que nos impone la lógica de que de una fusión de bancos con problemas, no resurgirá una entidad bancaria de calidad, se fusionan, dificultando cada día más, la posibilidad de dejarlas caer. Por otra parte, no podemos olvidar que los últimos encándalos de corrupción, hacen creer cada vez más en la imposibilidad de que este complicado proceso de recapitalización bancaria se haga con la máxima transparencia y no beneficie finalmente a más de uno.

Y es que, si hasta el mismo presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, criticó con dureza el comportamiento de los bancos tras haber sido los impulsores de la crisis financiera,  no podemos dejar de preguntarnos sí nuestra aptitud ante los mismos no está siendo demasiado laxa, más aún, viendo la mala praxis que ejercen con aquellos que no pueden pagar sus abusivas hipotecas, esos  que finalmente pagaran ese dinero que necesitan para no hundirse ellos mismos.

Un ejemplo práctico

Terminemos con un ejemplo práctico, Islandia, país que sufrió el colapso económico en 2008 y la quiebra de sus bancos, y que hoy presenta tasas de crecimiento.  Lo cierto, es que los islandeses tomaron buena cuenta de que sus bancos estaban mal dirigidos y que la solución no pasaba únicamente por el rescate de los mismos.  Además, era necesario exigir la responsabilidad política de aquellos que los habían llevado a tal colapso. El resultado, es que hoy tienen buena parte de su deuda saldada, han recuperado sus exportaciones y presentan una recuperación económica sorprendente, si tenemos en cuenta la situación en la que se encontraba el país hace escasamente tres años.

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