Cuando era pequeña y veía en la tele las imágenes de aquellos terroríficos atentados de ETA y a todo el mundo compungido por sus consecuencias, siempre pensaba en los autores del crimen. ¿Cómo reaccionarían ellos si lo estaban viendo también en la televisión? ¿Estarían ya en un hotel o quizá en sus casas celebrando el éxito o simplemente circunspectos con la calma del deber cumplido? Años más tarde, quizá hubiera podido saber la respuesta, pero no quise.
Ahora, me sucede algo parecido con el comportamiento de los mercados. Con una gran diferencia, esta vez sí quiero conocer la respuesta. Me encantaría saber qué opinan esos a los que llamamos los «especuladores» cuando tras cerrar su ordenador personal se van a casa y ven como todos los telediarios abren con la noticia de que la prima de riesgo española está por las nubes o que la Bolsa se hunde. Pero sobre todo me encantaría saber qué piensan esos «especuladores» ante las explicaciones que se vierten en cualquier esquina sobre cuáles son los motivos del castigo de ese día o de esa semana.
Tertulianos, expertos, aficionados, periodistas o blogueros se afanan en lanzar trillones de argumentos. Que si la burbuja inmobiliaria, que si los estados financieros de la banca, que si es culpa de la deuda privada. «Que no que es que es de la pública, aunque no sea tanta como la de nuestros vecinos», braman por otro lado. Por supuesto no se olvidan del despilfarro de las comunidades autónomas, que han mal gastado el dinero que llegó a raudales desde Europa. Y luego está, el argumento estrella: que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades.
Probablemente todos ellos tengan una parte de verdad, pero creo que los llamados mercados o los especuladores, o quien quiera que sea el que esté moviendo los hilos de este teatro, debe estar tronchándose de la risa de la pasión con la que unos y otros defienden sus argumentos.
Y así, llega un día como el de ayer y salta la sorpresa. Con las mismas cartas sobre la mesa (España tiene la misma deuda pública y privada, los abusos y despilfarros siguen en el mismo sitio que ayer y antes de ayer, y los que vivieron por encima de sus posibilidades siguen purgando su pecado como lo llevan haciendo desde 2008)la Bolsa española se dispara y sube un 6% y la, ya tan familiar, prima de riesgo se relaja 50 puntos en una sola sesión. El motivo, explicamos los periodistas replicando a los analistas del mercado, es que «el presidente del Banco Central Europeo ha dicho que va a hacer todo lo posible por salvar el euro, y que será suficiente».
Lo siento, pero la explicación me suena casi al «Lázaro, levántate y anda«. Los terroristas no sé, pero seguro que las carcajadas en la City de Londres o en Wall Street fueron escandalosas. «Esta gente es de lo más ingenuo» deben pensar mientras ven como las ganancias engordan sus bonus.
Lo más indignante de todo esto es que esos argumentos que se utilizan para justificar un día la caída de los mercados, mientras que al siguiente la subida los deja en papel mojado, son los mismos que políticos españoles y europeos utilizan para hacernos creer que las reformas que nos presentan cada viernes son necesarias. Que en base a esos argumentos de quita y pon debemos pasar por el aro de trabajar más a cambio de menos dinero, de que los derechos laborales son un privilegio que no nos podemos permitir, que toca volver a las condiciones de principios de siglo XXI, porque los abusos de finales del XX y principios del XXI nos han dejado una herencia mortal. Que no se pueden mantener los gastos en sanidad o educación, pero no pasa nada por tener un estado replicado por tres con ministerios, consejerías autonómicas y diputaciones haciendo lo mismo o no haciendo nada.
Pues señores y señoras: es mentira. Somos unas meras marionetas en manos de no se sabe quién. No hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, sino como nos permitieron hacerlo porque a ellos les interesaba. El negocio de los bancos era dar préstamos y que consumiéramos mucho. Y sí es cierto que hubo y hay abusos indecentes en el gasto público y en la manipulación fraudulenta de los fondos públicos. Pero, que yo sepa el robo, la malversación y todas esas cosas de las que se les acusa (pero no condena) deberían ser igual de punibles en época de vacas gordas que flacas. ¿Alguien denunciaba algo de esto allá por el 2005?
En pleno siglo XXI, con Internet y todo su chorro de información arrasando a borbotones nuestros ordenadores y cacharros tecnológicos la realidad es que estamos más desinformados que nunca. Que la verdad es más difícil de dilucidar que nunca. Que aquello de que una mentira mil veces repetida se convierte en verdad se está cumpliendo.
Cuando lo que un día sirve para hundir el mercado, al día siguiente se olvida por completo es que algo va mal. Muy mal creo yo. Y lo que es intolerable es que el destino, la supervivencia, e incluso la decencia de millones de ciudadanos de España, de Grecia, de Portugal, de Irlanda o de Italia esté al albur de las declaraciones de un señor que, por cierto, se las lleva el viento. Porque hoy otro señor, aparentemente menos importante ( se supone que Draghi es el gran jefe de todos los banqueros central), el portavoz del Banco Central Alemán, ha puntualizado que lo dicho ayer por Draghi no es están buena idea. ¿Se imaginan qué ha pasado? Pues eso, la bolsa cae, la prima sube….. y vuelta a empezar.
Y por si fuera poco hoy es viernes, y el mismo Gobierno que autoriza una amnistía fiscal para los grandes defraudadores aprueba hoy una ley para luchar contra el fraude de los parados. Peazo de botín que se va a rasgar aquí. Así llegaremos lejos, sobre todo los ricos.
Imagen: ( Zimperfish)