Hay una serie de propuestas recurrentes que surgen en el debate social cada vez que se acercan algunas citas electorales, pero que poco a poco se van manteniendo en el tiempo hasta conseguir un consenso social importante. La petición de listas abiertas, la reforma del Senado para que represente de una vez por todas a las autonomías, un sistema electoral proporcional más justo en la relación entre votos y escaños, o unos modelos de elección de líderes en los partidos políticos menos oscurantistas, son algunos de esos temas recurrentes.
Pero hay uno de esos temas recurrentes que se llevan la palma ¿En qué elecciones o paquetes de promesas políticas no hemos oído hablar de la reforma de la Administración? Ha estado en todas ellas y su plasmación más concreta ha sido la idea de eliminar las diputaciones, esas instituciones políticas provinciales preconstitucionales que nadie sabe bien a ciencia cierta si hacen de todo, o de nada.
Esta vez, acabamos de conocer un acuerdo entre los dos partidos mayoritarios (PP y PSOE) para abordar la reforma de la Administración, por increíble que parezca. Pero claro, frente a la idea de unos de eliminar las diputaciones, está la propuesta de los otros de reducir ayuntamientos, para controlar sus costes mejor.
Salvando el caso de las diputaciones forales vascas, cuyo funcionamiento es distinto al resto, en España hay al menos de cincuenta diputaciones provinciales decidiendo sobre carreteras o sobre infraestructuras locales, con departamentos similares en los Gobiernos autonómicos. En muchos casos, esa evidente duplicidad administrativa y derrochadora, conlleva la duplicidad añadida de unos responsables metidos en la política de forma oportunista y muy poco preparados para decidir sobre el uso del dinero de los contribuyentes. Es pasmoso que todavía no se hayan reducido al mínimo las competencias de las diputaciones en un Estado autonómico sobredimensionado.
Y si además hay que retocar la estructura de los 8.100 ayuntamientos que hay en España, pues mejor; siempre que sus ciudadanos así lo quieran ¿Serán capaces de ver los políticos de PSOE y PP que son dos cosas distintas e igualmente necesarias? Si en lugar de anunciar un acuerdo y poner por delante los puntos de desacuerdo, como han hecho, se pusieran a trabajar en la racionalización de dos estructuras tan cercanas y útiles para los ciudadanos, la nefasta percepción general que los administrados tenemos de nuestros políticos mejoraría también algo. Pero seguro que de eso tampoco se dan cuenta y antes de ceder ante la oposición en beneficio de todos, preferirán jugar a la política mediocre en busca de unos pocos votos. Y seguiremos con listas cerradas, el Senado en su limbo, los escaños adaptados a lo que le convenga a quien quiere seguir gobernando y las diputaciones llenas de oportunistas en busca de una opción para hacerse ricos sin trabajar.
Imagen: ayuntamiento de Gijón. CCreservasdecoches.com