Reconozco que ya hace tiempo me harté de la recurrente frase “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”. No me entiendan mal, no estoy en contra de asumir responsabilidades, con todas sus consecuencias, sean las que sean, siempre que las mismas correspondan realmente a actos u omisiones del actor. Lo que llevo francamente mal es que me imputen responsabilidades ajenas, como consecuencia de decisiones más cercanas a la desfachatez que a la justicia.
Quienes esta frase afirman, deberían analizar más detenidamente el pasado «boom» vivido en España. Para lo que es conveniente estudiar la evolución de los salarios medios en los últimos años, en función de los distintos convenios salariales aprobados y compararlos con la evolución de los precios en general, así como con la evolución de los precios de la vivienda en particular.
¿Qué pasó entre 2002 y 2005?
El periodo seleccionado es el comprendido entre 1999 y 2012, ambos inclusive. En estos 13 años trataremos de comprobar si la principal fuente de endeudamiento de nuestras familias, la vivienda, experimentó un incremento tan elevado de su precio como consecuencia de:
- un incremento elevado de los salarios
- como consecuencia de un estado general de incremento desmesurado del coste de la vida, fruto de una enloquecedora carrera consumista por parte de las familias españolas, o residentes en España
- sencillamente fue fruto de una pura maniobra especulativa, imposible de justificar por la evolución de la economía en nuestro país.
Los resultados son bastante concluyentes, pero como una imagen vale más que mil palabras, se acompaña el siguiente gráfico de elaboración propia:
Como se puede observar, la evolución de salarios y precios ha ido muy pareja, salvo en los años 2008 y 2009, en los que el crecimiento de los precios resulta algo menos acentuado que el de los salarios, más debido a una caída del consumo que a un crecimiento excesivo de aquellos. Por el contrario, como podemos comprobar, el crecimiento incontrolable de los precios de las viviendas no encuentra justificación alguna con la evolución de los ingresos de sus compradores, ni con la posible alteración de la percepción del precio a la baja, como consecuencia de una irrefrenable evolución hiperconsumísta.
Sencillamente, los precios de las viviendas se disparan creando una esquizofrenia social, por la cual se mantiene un proceso razonable en la evolución de salarios y precios en general, simultaneándolo con la adquisición de inmuebles a un precio disparatado, adecuados para una sociedad que tuviera el doble del poder adquisitivo que la clase media asalariada española.
¿Y cómo ha sido eso posible?
Mediante un doble engaño: Se ha desviado la atención del precio disparatado del metro cuadrado construido, dirigiéndola a la cuantía de la cuota hipotecaria pagable mensualmente, la cual se ha visto reducida por la caída de tipos de interés y por el alargamiento de los plazos de amortización. Al tiempo, a aquellos a los que alarmaba la incertidumbre que genera un periodo de endeudamiento superior a veinte años, ante posibles enfermedades o pérdidas de empleo, se les trataba de tranquilizar con la imagen de una “expectativa de crecimiento del valor de la vivienda” interminable.
Con lo que la posible incertidumbre, en lugar de convertirse en una amenaza se convertía en una oportunidad, ya que si tuvieran que vender la vivienda, ganarían bastante más dinero que trabajando. Algo que refrendaba la espiral de crecimiento de precio en que se estaba inmerso; espiral que se reforzaba con cada nueva compra.
Todo un planteamiento deshumanizado, al servicio del beneficio de promotores, propietarios de suelo, bancos, cajas y Administraciones Públicas, que no sentían reparo alguno en propiciar tan elevadas cargas sobre las espaldas de los compradores, en especial sobre aquellos pertenecientes a la clase media.
Por todo lo anterior quizás entiendan ahora mejor el por qué me molesta tanto cuando alguien me dice “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”. Si es político, o banquero, o…me dan ganas de decirle, efectivamente, has estado viviendo por encima de nuestras posibilidades, ¡ya no podemos seguir manteniéndote!
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Imagen: http://www.flickr.com/photos/danielmorris/
Muy interesante reflexión con la que estoy muy de acuerdo. Lo de que «vivimos por encima de nuestras posibilidades» es una patraña que hacen correr los responsables verdaderos para tratar de justificar el endoso de la responsabilidad y del coste del desastre a la población en general.