Contratar un producto financiero es un momento sensible para cualquier economía personal. El final, a través de los productos financieros movilizamos nuestros recursos y, sobre todo cuando se trata de productos de inversión o ahorro, confiamos el resultado de nuestro esfuerzo e ingresos.
No hay normas universales que permitan acertar siempre a la hora de contratar productos, pero, si hay una serie de reglas que deberíamos observar o, mejor aún, preguntas que hacernos antes de contratar cualquier tipo de producto financiero.
¿Este producto financiero es para mí?
Esta es una pregunta realmente importante. No todo el mundo está preparado del mismo modo para asumir los retos que algunos productos financieros presentan. No será lo mismo, por ejemplo, un producto agresivo de inversión en renta fija, o invertir en activos digitales, que hacerlo sobre un depósito.
Por tanto, la primera pregunta siempre debe orientarse al tipo de inversor o ahorrador que quiere ser y a los servicios que el producto te va a proporcionar. Piensa que no será lo mismo seleccionar producto de aseguramiento que una inversión.
¿Quién me está ofreciendo este producto?
Desafortunadamente una cosa que ha traído el nuevo mercado financiero abierto a través de Internet es la proliferación de malas prácticas, ofertas poco éticas e incluso estafas y fraudes.
Para personas con poca experiencia en la inversión esto es un riesgo grave ya que nos podemos ver tentados por condiciones que nos parecen realmente atractivas, pero que esconden productos falsos o poco realistas. Esto es algo que se debe valorar y tener en cuenta en todos los casos.
Analizar quién me está ofreciendo el producto, cuál es la oferta y cómo son los servicios que me proponen es un elemento básico que siempre debe estar presente para tratar de distinguir falsas propuestas de propuestas legítimas.