Recibir una herencia no siempre es sinónimo de alegría. A veces, puede traer más problemas que beneficios, sobre todo si hay deudas o impuestos elevados que pagar. Si no sabes cómo manejar la situación, puedes acabar perdiendo más dinero del que ganas. Así que, antes de aceptar cualquier cosa, lo mejor es tomarse un respiro y analizar bien el terreno.
Lo primero que tienes que hacer
Nada más enterarte de que eres heredero, hay tres documentos que necesitas conseguir cuanto antes:
- El certificado de defunción, porque sin él no puedes hacer ningún trámite.
- El certificado de últimas voluntades, que te dirá si hay testamento y ante qué notario se hizo.
- El certificado de seguros, por si hay pólizas con beneficiarios que no conocías.
Con estos papeles en la mano, toca ver qué hay realmente en la herencia: ¿son todo bienes o también hay deudas? A veces, la sorpresa no es agradable. Aquí es donde entra en juego el beneficio de inventario, que puede evitarte más de un disgusto.
¿Aceptar o rechazar la herencia?
Mucha gente piensa que una herencia siempre es algo positivo, pero no es así. Puede haber hipotecas pendientes, préstamos impagados o impuestos que te obliguen a rascarte el bolsillo. Antes de hacer nada, tienes tres opciones:
- Aceptar la herencia tal cual. Te quedas con todo: lo bueno y lo malo. Si hay deudas, tendrás que pagarlas, incluso con tu propio dinero.
- Aceptar la herencia a beneficio de inventario. Solo pagas las deudas con los bienes heredados, pero no con tu patrimonio. Es la opción más segura si no tienes claro lo que hay.
- Renunciar a la herencia. Si hay más deudas que beneficios, puedes decir que no. Pero ojo, esta decisión es irrevocable, así que piénsalo bien[…]Leer noticia completa en la fuente original