Cuando el espacio compartido ya no da para más
Quizá en sus inicios estabas encantado con el ambiente del espacio compartido, con la comunidad, la flexibilidad y el coste bajo. Pero si empiezas a sentir que el ambiente de coworking se ha quedado corto para ti, es posible que sea hora de plantearte dar el salto a una oficina propia. Por ejemplo, si notas que el ruido, el trasiego constante o la falta de privacidad están afectando tu productividad, ese es uno de los primeros avisos. En un entorno compartido puede que no tengas el control que necesitas sobre cuándo hacer reuniones, cuándo concentrarte o cuándo recibir clientes sin interrupciones. Según expertos en el sector, ese síntoma aparece bastante cuando el negocio lleva un tiempo funcionando y empieza a necesitar otro tipo de espacio.
Otro indicador contundente: tu equipo crece, o vas a empezar a contratar, y el coworking se queda pequeño o las plazas fluctuantes ya no tienen sentido. Cuando el modelo deja de adaptarse a tus necesidades y tú tienes que adaptarte a él, el desequilibrio se hace evidente.
Y no hay que menospreciar el coste por persona; a veces el coworking, por la comodidad, se vuelve caro si lo comparamos con lo que te costaría una oficina propia con contrato, sabiendo que amortizas mejor el espacio. Si ya estás pensando “si en vez de pagar esto en coworking lo metiera en mi oficina…” ese pensamiento también dice mucho.
Visualizar cuándo es el momento y cómo afrontarlo
Para no lanzarte al vacío sin red, conviene tener claros unos cuantos indicadores que te ayudarán a saber si sí es el momento o si aún puedes estirar el coworking un poquito más.
Primero, evalúa la relación coste versus beneficio: compara lo que pagas hoy[…]Leer noticia completa en la fuente original















